No hay caso, no hay manera. Parece cosa de brujas, pero no hay receta que le sirva a Quilmes para salir airoso de su visita a La Bombonera. Este domingo, como ya le sucedió en sus anteriores siete visitas, se fue derrotado de uno de los estadios míticos del país. Encima, en esta ocasión, fue de forma contundente, con un juego que se definió en apenas veinticinco minutos. Principalmente por la polenta goleadora de Benedetto, pero también por ventajas defensivas de la visita.

No hubo posibilidad de ver qué tal le podía llegar a salir la estrategia a Alfredo Grelak. El DT había pensado en un conjunto con tres puntas, que le salga a disputar el cotejo a su adversario. Pero en su primera llegada a fondo, el Xeneize marcó el primero, gracias a una resolución de taco del goleador de la tarde (previo desborde por ambos costados de una defensa que no pudo frenar esos avances).

Reaccionó con una escapada de Orihuela y un centro bajo que Da Campo mandó a la red, pero cuando volví a querer acomodarse, otra vez apareció Benedetto: bombazo de treinta metros para volver a poner en ventaja al local. Que en una ráfaga, empezaría a liquidar la historia. Mal despeje de Colotto, ahora el nueve asistió de taco y Centurión cambió el pase por gol. Después, un nuevo desborde por la derecha de Pavón, terminó en otro tanto, tras el cabezazo del ex Arsenal. Todo eso en 25 minutos…

La historia a partir de ahí, tuvo calibre de entrenamiento y casi que no merece ser evaluada. Boca levantó el pie del acelerador, desde el banco comenzaron a rotar al equipo, pensando en el partido del miércoles contra Lanús por Copa Argentina y apenas si volvieron a inquietar al arco rival en los últimos diez minutos con un par de ocasiones. Por el lado del QAC, también entendieron que ya no valía hacer semejante esfuerzo para ir por la heroica, con un duelo clave ante Olimpo a la vuelta de la esquina (NdeR: juegan el viernes).

Está claro que el presente de Quilmes no parece estar preparado para grandes hazañas. Con tres triunfos a lo largo de todo el año, por el momento, quizás haya que ser más conformista y esperar a que las victorias lleguen ante los rivales directos. Frente a los de Bahía, son noventa minutos en los que el resultado potenciará a cualquiera de los dos que consiga los tres puntos. Para el Cervecero, en medio de un presente deportivo flojo, empiezan a ser indispensables.