La fecha obligaba. Los resultados ajenos apretaban. Y Quilmes llegó a la cancha de Unión con la necesidad de traerse algún punto que le permita no quedar debilitado ante la sumatoria en esta jornada de sus rivales en la tabla de los promedios. Los dirigidos por Grelak lo lograron, levantándose después de un muy mal cuarto de hora inicial y sosteniendo el empate hasta el final. Del juego del equipo, muy poco para poder rescatar, dentro de una formación sin ideas.

Habría que dividir la presentación del Cervecero en dos partes. Por un lado, la de las obligaciones en cuanto al resultado y después, lo mostrado por el equipo en cancha. En lo primero, cumplió sin dudas, porque logró sacar adelante un compromiso complicado y pudo traerse un empate que sirve para seguir recolectando unidades. Pero lo mostrado durante los noventa minutos sigue siendo una deficiencia alarmante.

Pudo haber sido mucho más complicado el encuentro para el QAC si Unión hubiera logrado plasmar en el arco contrario, la superioridad mostrada durante los primeros veinte minutos. Durante ese lapso, consiguió la ventaja a través de un muy buen cabezazo de Leonardo Sánchez, pero además se mostraba muy superior maniatando a su rival y mostrándose infinitamente superior.

Pero el local no lo aprovechó y pecó en una pelota quieta que nunca pudo sacar del área y entre tantos rebotes, terminó tocando la mano de Nahuel Zárate (ya estaba amonestado) para que el árbitro Rapallini marcara el penal. Buena definición de Andrada, de lo mejor en el Cervecero, para volver a poner la paridad en el tanteador. Ese fue el mejor momento de Quilmes, creció en tenencia y en confianza y tuvo un mano a mano de Orihuela, que tapó Nereo Fernández.

En la segunda parte, el trámite cayó muchísimo. Porque el Tatengue bajó su rendimiento y terminó atacando de manera forzada y con escasa claridad, mientras que el QAC decidió apostar a cuidar primero la igualdad y si podía, pisaba el área contraria. Pocas veces se le dio y Unión chocó con sus propias carencias de un conjunto que viene debilitándose en las últimas fechas.

Fue punto y listo. Sirve para sumar y ver sin tantos miedos la tabla del promedio. Después de eso, mucho para corregir, mucho por hacer. Llega el momento de empezar a imprimirle algo de juego para no tener que seguir viviendo de imponderables y de la mueca positiva del destino.