Carente de emociones. Así anda Argentino de Quilmes, que viene sufriendo un anunciado bajón futbolístico que deriva en el rendimiento y en los resultados. Solo ha conseguido sumar tres puntos de los últimos doce que disputó, y en esta ocasión no salió de un pálido empate en la Barranca ante Cañuelas. Por tercer encuentro consecutivo el equipo no ha conseguido anotar y ese ya empieza a ser un problema de fuste en la búsqueda por acercarse al líder Sacachispas.

El Mate no pasa un buen momento y las caras de bronca y fastidio cada vez se repiten más seguido en la Barranca. ¿Por qué el equipo le pierde pisada al puntero del campeonato? En parte, pero principalmente porque ha bajado notoriamente su rendimiento. Cada vez genera menos situaciones de peligro, se secó a la hora de la definición y no puede corregir su rumbo.

Ante Cañuelas fueron dos tiempos distintos. En el primero, fue la visita (que aparece dentro del mismo pelotón de perseguidores que el Celeste) quien mostró un mejor dominio de la pelota, se plantó en campo contrario y tuvo las mejores ocasiones: remate de Cesar Báez al palo, Di Memmo definió por arriba del travesaño tras un rebote y Gastón Grecco sacó un derechazo de larga distancia que Adrián Leguizamón descolgó del ángulo.

Pero en la segunda etapa, más por fuerza, ganas y voluntad que fútbol, fue Argentino quien tomó el protagonismo. De entrada, Valenti se perdió un gol de forma increíble, al llevarse por delante la pelota dentro del área chica. También tuvo una Saayavedra en las más claras. Pero con el correr de los minutos, el ritmo del partido se fue apagando por el desgaste de una tarde de bastante calor.

Momento de enojos pero sin reproches. El Mate sabe que tiene que mejorar si quiere volver a ser. Por ahora, navega en una nebulosa de la que no puede terminar de salir. Goles se necesitan… y lo más pronto posible.