Hay circunstancias donde el resultado termina tapando todo. Bueno, esta es una de ellas. El triunfo agónico de Quilmes, a poco del cierre, después de haber jugado un muy mal partido junto a su rival de turno y apenas aprovechando un error rival, bien capitalizado por Gabriel Ramírez para sacar la diferencia en la única situación de gol que tuvo el cotejo ante Temperley. Los tres puntos le dan más aire a los de Grelak en la tabla de los promedios, de cara al semestre definitorio de 2017.

El DT cervecero lo había dicho de antemano: este partido era una especie de final anticipada, ya que se enfrentaban dos conjuntos que pelean por mantenerse en la divisional. Un resultado positivo traería buenos aires para irse al descanso de fin de año con las mejores expectativas.

Todo cierto, como el trámite del partido: se cuidaron demasiado, los nervios, las imprecisiones y la falta de juego, hicieron que fuera cortado y con poco para destacar… como una verdadera final. Faltas, demoras, mal traslado de pelota, flojos niveles individuales y poco de sapiencia para encontrar volumen de juego en la faz colectiva. A eso, sumarle un segundo tiempo demasiado especulador de la visita, el más complicado de los dos, pero que se aferró firmemente al empate.

Entonces, como era de esperar, el gol solo podía llegar a darse a partir de un error. El QAC iba pero chocaba con su incapacidad, hasta que, Ramírez fue tozudo y confiado a la hora de ir a buscar una pared en el borde del área. Y esa convicción tuvo premio, porque Bojanich le pifió a la pelota, que quedó suela para la aparición del mediocampista cervecero que, a la carrera, terminó definiendo por debajo del cuerpo del arquero Matías Ibáñez.

Con un largo descuento después del parate que sufrió el partido en el tramo complementario (la hinchada cervecera hizo su festejo con bengalas y estrellitas en la cabecera local), Quilmes tuvo que esperar un ratito más de la cuenta para celebrar, pero a esa altura ya estaba más confiado y el rival sumido en sus apuros, que lo habían transformado en un manojo de nervios. Entonces, nunca estuvo en peligro la victoria.

La celebración fue importante por cerrar una etapa de la mejor manera. Sabiendo que sigue en deuda desde el nivel futbolístico, pero que mejoró su puntuación para contar con cierta tranquilidad a la hora de afrontar una segunda parte de la temporada aún más complicada. Un mes y medio para mejorar es suficiente, sobre todo si la despedida fue con tres puntos más en el bolsillo.