Para los sueños no hay límites. Y los de Elián Centurión recién empiezan. Con apenas 13 años viajó hasta San Pablo con su ilusión a cuestas para participar de los Juegos Parapanamericanos Juveniles. Y en medio de una cita enorme, el representante del QAC se dio un gusto grande: nadie pudo detener sus ganas de demostrar todo lo que viene aprendiendo en las piletas, desde que tenía dos años. El premio fue la medalla dorada en los 100 metros Pecho. DQ vivió una jornada deportiva junto al campeón y su entorno más cercano.

Cuanto tendrá que ver en este presente exitoso aquel traumatólogo que, cuando apenas tenía dos años, le recomendó a su familia que hiciera algún deporte para que Elián no sufriera de escoliosis. Con la ayuda de sus padres, tuvo su primera experiencia en el Club 12 de Octubre, después en Los Cooperarios hasta llegar al Quilmes Atlético Club. Y de golpe, lo inesperado: pasaron los años y lo que al principio era casi una necesidad de a poco se fue transformando en interés, luego en un disfrute, hasta llegar al día de hoy, donde es imposible imaginarlo fuera del agua.

Con mucho esfuerzo y dedicación, sumado al acompañamiento constante de los profesores que estuvieron detrás suyo en todo el proceso, Elián empezó a probarse y a tener resultados que lo mostraban a la par de cualquier otro chico. Por eso, llegó la necesidad de competir de manera oficial. Fue en ese momento que sonó el teléfono. Era un llamado de la Selección Argentina de Paratletas que lo invitaba a formar parte del equipo de Natación que participa habitualmente en las competencias internacionales.

“Para mi estar en la selección es un mundo nuevo, recién ahora estoy cayendo en todo lo que genera competir vistiendo los colores argentinos”, cuenta Elián después de haber vuelto a la pileta del club y de reencontrarse con todos sus amigos. Y en primera persona, relata lo que vivió en San Pablo: “Tuve muchos nervios, es la primera vez que me pasa algo así en la previa a una carrera. Igual, una vez que me tiré a la pileta, se me pasó todo”.

Más allá de la alegría posterior, la carrera para lograr el Oro, fue muy particular. El joven quilmeño voló en el agua y con un tiempo de 1m26s00 sacó una gran diferencia sobre el resto. “Me sorprendió la marca que hice. Bajé diez segundos de mi tiempo habitual y superé al brasileño Maldonado que ya me había ganado en otras competencias”, comenta.

A pesar que todo es muy reciente, Elián tiene claro cuáles son sus próximos objetivos. “Ahora tengo ganas de intentar clasificar al Panamericano de Mayores de Lima y el sueño más grande son los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Sería lindo poder estar ahí…”.

Historia de vida

“El problema de Elián se dio en plena gestación, durante mi embarazo. Es una malformación congénita, que se dio a partir por algún movimiento que hizo dentro de la panza e impidió que continúe el crecimiento, al cruzarle el cubito con el radio”. La declaración es de mamá Rosana, que aún sin poder salir de la emoción a pesar del correr de los días, relata con orgullo cada muestra de valor que viene dando su hijo desde su llegada al mundo. “Este tema nunca fue un problema para Elián, que se maneja mejor que nosotros: se viste solo, se corta la comida solo, se ata los cordones, va a una escuela técnica y maneja maquinas peligrosas… tiene una fortaleza enorme”, comenta.

Aunque nunca suelen dejarlo solo, por motivos económicos y de tiempo, su familia no pudo estar con él durante su estadía en Brasil. A la distancia, Rosana vivió la participación de su hijo a puro nervio. “Le mandé un mensaje en la mañana previa a la carrera y después esperé poder ver la transmisión en vivo. En la tele estaban dando otras disciplinas, pero después de un corte volvieron con imágenes en vivo de natación, con tanta suerte que justo era la carrera de mi hijo -cuenta y sigue- imaginate la explosión que hubo en mi casa. Al ratito, empezaron a llegar mensajes de los padres que estaban allá, confirmando que había ganado la medalla y me quedé sin palabras, fue un momento impagable”.

Análisis de DT

En esta última etapa de su vida deportiva, Diego González es el entrenador que más cerca está de Centurión. Aquel que vive su constante crecimiento, es la palabra más autorizada para definir al pequeño campeón: “Hace un año y medio que trabajamos juntos. Al principio debió acomodarse a la categoría, pero rápidamente se transformó en uno más y se preparó de la mejor manera para llegar a este evento”, relata.

La planificación para el Panaparamericano estuvo dividida entre su club e Independiente, escenario elegido por la selección para agrupar a todos los nadadores de la región. “Fuimos combinando los entrenamientos entre los dos lugares, tratando de sacar lo mejor de él, aunque trabajara con sus habituales compañeros o con los del seleccionado”, cuenta González.

Para el DT, el futuro de Centurión es por demás alentador: “Cuando haces las cosas bien, es probable que te pase esto. En su caso, fue en el estilo que le gusta, la carrera que más disfruta, y eso quizás le haya dado la confianza necesaria para superarse. Sin dudas, este es el mejor escenario para seguir creciendo”.