Partido de locos en el Centenario. El estreno de Quilmes en su casa para esta temporada tuvo de todo, principalmente, muchos nervios hasta el final. El partido se fue armando en el medio de un show de penales a su favor, que los dirigidos por Lucas Nardi no terminaron de aprovechar para ganar con mucha más ventaja y tranquilidad. Cadenazzi puso una rápida diferencia por esa vía, pero después falló uno y Castro tiró otro por las nubes. Se festejan los tres puntos conseguidos.

Había mucha expectativa y, a la hora de hacer un balance final, el QAC no pudo lidiar con eso. Le volvió costar el partido ante un adversario de menor rango, pero atrevido, entusiasmado, con ambición y bien preparado tácticamente por su entrenador. Encima, al local se le hizo muy sencillo resolver la difícil tarea de convertir un tanto. Un claro agarrón en el área sobre Larrea, obligó a la primera sanción del árbitro Argañaraz. No habíamos llegado al cuarto de hora inicial y Quilmes ya estaba 1-0.

Claro que, lo mejor estaba por venir… Nardi apostó a un cambio de entrada en el segundo tiempo para darle más corte al equipo en la mitad de la cancha con el ingreso de Max. Si bien, mejoró por momentos, nunca tuvo solidez y entre errores propios y decisión del rival, pasó varios sofocones. Todo eso, en un contexto donde el juez también fue protagonista: mano en el área (dudosa) y nueva sanción en medio de los nervios que dejaron a la visita con diez por la roja a Ignacio Celaya (ex QAC). Pero esta vez, Perafán acertó un flojo remate del nueve goleador.

Y para la explosión de la fanaticada cervecera, apenas unos minutos más tarde y después de un golazo de tiro libre no convalidado a Nicolás Castro porque Argañaraz justo había hecho sonar su silbato para un cambio, llegó el ¡tercer penal de la tarde-noche! Evidentemente, Castro se quiso tomar revancha de esa curiosa situación, pero su remate se perdió en medio de la estratosfera quilmeña.

En el último rato, un Trípodi volador (y protagonista de nuevo) apaciguó las insinuaciones rivales y permitieron asegurar, de una buena vez, que los tres puntos quedarían en casa. Demasiado, extremo sufrimiento para un Quilmes que, por el momento, se sostiene por la delgada línea que separa a los resultados positivos de las bajas actuaciones. Aunque, con puntos en el bolsillo, toda tarea de mejoramiento se encara con un ánimo mayor.