En la previa, el partido era una exigencia interesante para saber donde estaba parado el equipo antes del receso de verano. Y si bien, el resultado no terminó siendo del todo favorable, hay una conclusión que puede sacar Argentino de Quilmes tras el empate ante Midland en la barranca: no hay cucos en este torneo actual de la Primera C y, ajustando ciertas cuestiones, quizás pueda entrar en la pelea. Lo ganaba bien, pero se relajó y el rival, con diez, se lo empató.

Las características del partido terminaron siendo mucho más favorables de lo pensado para Argentino. Aunque enfrente tenía al escolta y uno de los reales candidatos al ascenso, los de Libertad especularon durante todo el partido con sensación que sumar en este juego no era un mal resultado. Lo hicieron mientras el marcador estaba en cero y también después de haberse quedado con un hombre menos.

Al Mate le costó entrar en ritmo, pero en el tramo final de la parte inicial se vio lo mejor del elenco conducido por Monzón en estos últimos partidos. Es que, el equipo había bajado notoriamente su rendimiento, al punto de no poder ganar y sufrir alguna derrota impensada ante adversarios que están en el fondo de la tabla, pero presionando y recuperando bien la pelota en la mitad de cancha y con ataques veloces y profundos, generó peligro.

Cuando las situaciones empezaron a aparecer, no dejó pasar su chance. Justo en la hora de cierre del primer tiempo, el juvenil Rodrigo Marotti puso la cabeza para una ventaja que comenzaba a ser justa. Claro que, en el segundo tiempo el Celeste se relajó, en un partido que empezó a hacerse cada vez más friccionado y luchado. Al punto que una fuerte patada de Correa, terminó con un golpe en la cara de Dalmiro Gaeto (ex Mate) que impactó en el rostro del defensor. Roja directa y la visita con diez.

Pero, a esa altura los de Monzón casi que ya no atacaban y en medio de algunas aproximaciones al área contraria, más por obligación que por convencimiento, Midland llegó al empate gracias a la famosa ley del ex: Gonzalo Vivanco, de paso hace muchos años por la barranca, colocó la pelota contra un palo, haciendo imposible cualquier movimiento de Adrián Leguizamón.

Foto: Luis Martin

Faltaba solo un cuarto de hora, pero el Mate ya había entrado en la locura del partido y pocas veces volvió a arrimar peligro ante un visitante que defendió con uñas y dientes el punto que, finalmente se terminaría llevando. Antes del cierre, otro tole tole y la salida anticipada de Sergio Escudero, después de devolver un golpe rival. Pero ya no había tiempo para más.

De la desilusión por no haber podido ganar un partido que mereció hacerlo, a Argentino le queda la sensación positiva que no es menos que ningún equipo en esta divisional. También que nada será sencillo, pero que con tiempo de trabajo, el DT quizás pueda terminar de darle forma a un conjunto que, tranquilamente, puede involucrarse en la pelea grande.

Foto: Luis Martin