Luego de un tiempo sin actividad, desde el 13 de septiembre el Club Náutico Quilmes volvió a contar con su escuela de Optimist, la cual está abierta para chicos de entre 7 y 14 años. Siendo éste el primer paso que todo aspirante a navegante tiene que dar, su instructora, Ana Labourt, destaca la importancia del resurgir de la actividad: “por ser un club náutico, acá siempre hubo escuelita y así tiene que ser ya que se trata del semillero para este deporte y para la institución”.

- ¿Cómo describirías el curso, sobre todo pensando en los más pequeños?

- Este deporte tiene grandes ventajas que adaptadas para los chicos puede ser muy divertido. Toda la actividad nace de modo lúdico y, si bien en un par de meses pueden manejar los barcos por si solos, es un aprendizaje paulatino. Pasan todo el día al aire libre, aprenden a cuidar los barcos y ser responsables por ellos, interactúan con otros chicos y comparten sus aprendizajes. Cada jornada se adapta a las condiciones climáticas y eso le da más dinamismo. Se trata de aprovechar todos los días, los lindos, los feos, los ventosos... porque así es la náutica, uno no elige el clima, sino que tiene que adaptase a él.

- ¿Está en los planes que en el futuro cercano compitan representando al club?

- Sí, por supuesto que está en los planes, pero es un proyecto a dos años que iremos cumpliendo de a poco. Hoy volvimos a empezar con la escuelita, estamos formando las bases y recién en 2015 vamos a tener chicos que estén en condiciones de competir en las categorías iniciales. Ahí nuestro calendario incluirá algunas regatas. El paso siguiente será tener dos categorías, quedando en la primera -escuelita- quienes ingresen en el futuro y una segunda -principiantes- que estaría integrada por los que hoy ya están aprendiendo. Más adelante se completaría con una tercera -timoneles- para consolidar la actividad, pero para eso ya estamos hablando de acá a cuatro años, con un cuerpo de tres entrenadores y por lo menos 25 ó 30 chicos.