No fue una cámara oculta con el sello de Tinelli, pero tranquilamente podría haberlo sido. Tomando el título de uno de sus sketchs más famosos, esta tarde-noche de viernes Quilmes vivió el peor día de su vida…futbolísticamente hablando. De principio a fin se vio superado por un hábil y atrevido Sarmiento, que pese a tener menos kilates se mostró más afianzando y armado para dar pelea por la salvación. El equipo de Falcioni pasó de la ilusión por una posible victoria a una situación alarmante de cara al futuro.

Ni el más pesimista imaginaba una situación similar a la del cierre del partido. Aunque por antecedentes (está invicto como visitante), los de Junín aparecían como un hueso duro de roer, nadie preveía una derrota tan categórica, tan catastrófica. Es que, el Cervecero terminó arrastrado, deambulando por la cancha ante un adversario netamente superior que, tomando características absolutamente contrarias, tuvo su noche de gloria en el Centenario.

Bastaron solo cincuenta segundos para darse cuenta de dos cosas: que Sarmiento no vino a actuar de partenaire y que el QAC iba a dar muchas libertades que podían hacerle pasar una jornada complicada. Llegada a fondo y remate alto de Cacheiro, que disparó solo dentro del área, y mandó el balón sobre el travesaño. Pero si en la primera perdonó, en la segunda no sería tan gentil: buen centro de Dutari de la derecha y Figueroa, en el borde del área chica, sin ser tomado por nadie, cabeceó junto al palo ante un arquero inmóvil.

La situación se fue poniendo cada vez peor, al ver la poca reacción de los dirigidos por Falcioni. A su habitual falta de generación de juego, esta vez le sumó un bajísimo rendimiento individual y una alarmante incapacidad para dar dos o tres pases seguidos. Mientras tanto, la visita comenzó a sacarle jugo a las piedras y aprovechó cada uno de esos errores. Cada contra podía ser mortal, pero tuvo que esperar hasta los minutos finales del tramo inicial. Un buen centro desde la izquierda, se transformó en gol con un cabezazo de Delgado, que en solitario mandó el balón a la red.

Si en el entretiempo, el DT logró generar un lavado de cabeza importante en sus jugadores, nunca lo vamos a saber. Porque cuando apenas iban veinte segundos, Núñez (la figura de la cancha) se llevó la pelota tras un nuevo error defensivo y terminó rematando ante un Assmann que regaló el primer palo. Listo, partido sentenciado y un tiempo por delante sin razón de ser.

Es que, Quilmes se entregó a su cruda realidad y dejó que Sarmiento se manejara a piacere. La noche negra no tendría mejoras con los cambios (solo el entusiasmo del debutante Canelo) y desde un primer momento, tanto adentro como afuera del campo, ya se sabía cuál iba a ser el ganador. Encima, a Núñez se lo vio cómodo en medio de tanto insulto por su mal paso con la blanquita y completó su faena con un gol calcado al anterior.

A esa altura, casi la mitad del público había decidido irse antes de tiempo, como no creyendo lo que estaban viendo. Seguramente, la más floja actuación de Quilmes en mucho tiempo. Pero encima en un partido clave y ante un adversario con el que debería haber sacado algo de chapa. Sin dudas, una tarde-noche de terror que será difícil de olvidar, aunque el plantel deberá cambiar el chip pronto si es que no quiere comenzar a vivir serios riesgos de permanencia en la divisional.