Era el día, era el partido. Y Argentino de Quilmes lo entendió de esa manera, al punto de mostrarse netamente superior de principio a fin y se quedó con un triunfazo ante Berazategui. Los dirigidos por Oscar Santángelo pasaron por arriba a un rival que ni por asomo mostró los quilates que lo precedían. De esta manera, los de la Barranca se quedaron con una nueva edición del clásico zonal y, como premio extra, lo bajaron de la punta y tomaron la posta: ahora son los líderes de la categoría.

El color y el color que mostró la cancha desde bien temprano, era un indicio que ya mostraba que no se trataba de un partido más. Es que, a la rivalidad existente entre ambos y que se ha potenciado en las últimas décadas, había que agregarle la buena campaña general de dos conjuntos que, en el arranque de la temporada aparecen dentro del lote de candidatos a dar pelea por el título.

Y adentro de la cancha pasó algo parecido a lo que sucedió con los hinchas. El Celeste no le tuvo respeto al hasta hoy puntero, controló la pelota y propuso el juego en campo rival. Dentro de ese panorama, de a poco empezaron a aparecer las situaciones de gol, pero con ellas también quedó expuesta una de las grandes falencias de este equipo: la falta de definición. Entre el arquero rival y la mala decisión de los ejecutantes, increíblemente se fueron al descanso empatados.

Pero la historia cambió a los cinco minutos del complemento. Todo lo que Argentino erró a partir de su idea de juego atildado, cambió gracias a una pelota quieta: después de un balón que quedó rebotado en el área, Lionel Spínola lo transformó en gol para generar el delirio de la gente.

A partir de ahí, el encuentro se tornó más disputado, con mucho roce y un Naranja que se animó mínimamente y contó con las que pasaron más cerca a su favor. Pero faltaba la aparición del muchachito de la película, el que siempre está llamado a ser algo distinto: con algún dolor a cuestas, el Pájaro Marclay dio su presente en la red y terminó por liquidar a un Bera que ya estaba groggy después de tanto mazazo recibido de su rival.

Entonces la Barranca fue puro festejo, contagiado desde adentro del campo para las tribunas. Desde hace una fechas atrás, el equipo se ha reorganizado y este sábado volvió a mostrar su mejor cara. Pasó por arriba a su principal adversario y le robó la cima de la tabla de posiciones. Motivos para celebrar no le faltan.