Sea practicando surf, skateboarding, longboard o classic luge, evidentemente la pasión de Ezequiel Camarano pasa por el equilibrio y la velocidad. Y cuanto mayor sea, mejor. Es por ello que compite en el más alto nivel del downhill, deporte que se desarrolla acostado boca arriba sobre la tabla -de forma similar al luge que se puede ver en los Juegos Olímpicos de invierno- en montañas con bajadas pronunciadas y llegando a alcanzar los 130 kilómetros por hora. El quilmeño, rankeado en el primer puesto de la Unión Argentina, es adrenalina pura.

- ¿Cómo fue tu transición hacia el downhill y el classic luge?

- El skate siempre ha acompañado mi vida y el surf cuando se puede, ya que acá no tenemos mar (risas). Gracias a estas dos disciplinas fue que comencé con el longboard y luego con el luge. Hay diferencias visibles entre ellos, pero el equilibrio y la sensación de libertad es la misma. El downhill fue un paso necesario para seguir alimentando la adrenalina que me generaban. La velocidad y la concentración que se necesita para poder practicarlo me motivan muchísimo.

- ¿ Es posible traducir en palabras la sensación de bajar una pendiente a más de 100 km/h en una tabla?

- Cuando estás bajando por alguna ruta de alguna montaña levantás la vista y descubrís que sos solo vos y tu tabla, sea acostado, parado o de cabeza. En es momento siento libertad y paz. Cada vez se puede ir más rápido, conocer más lugares, más personas… este deporte te lleva a donde menos imaginás.

- ¿Cuál es el equipo necesario para este tipo de actividad?

- Siempre contamos con medidas de seguridad imprescindibles: casco integral, traje de cuero como el de las motos, guantes, zapatillas especiales y, por sobre todo, mucha conciencia.

- ¿Cuánto tiempo pasó desde que comenzaste a practicar este deporte hasta que arrancaste a competir?

- Empecé a hacer luge practicando longboard (risas)... tres años atrás vi en Córdoba que algunos bajaban acostados sobre sus tablas, las cuales eran más largas y anchas, lo que les daba mayor estabilidad. Pedí una prestada y me tiré en una bajada de 4 km de largo llamada Copina, lugar mágico y perfecto para la práctica del downhill en las cercanías de Carlos Paz. Desde ese día sigo queriendo superarme y, aunque pensaba que las competencias eran algo lejano para mi, comenzaron mientras hacía un recorrido con mi tabla por el Sur, luego pasé a Chile y así se fue creando un camino de seguir viajando y compitiendo. Es una linda manera forma de conocer y medirte con otros riders. Hay varios grandes exponentes en todo el mundo y me gustaría poder medirme con todos.

- Te está yendo muy bien en los torneos -siempre en el podio de los de la Unión Argentina de Downhill y sexto en la fecha brasileña de la International Downhill Federation-, ¿cuáles son tus próximos desafíos?

- Hay varias competencias en lo que resta de año, pero dos son las que sobresalen en Sudamérica. En Pampa de la Viuda, La Rioja, se va a disputar la última fecha mundial de la IDF. La otra grande es la de Teutonia, Brasil, la cual es una de las bajadas mas rápidas del planeta y a la cual vienen los mejores corredores. Ambas son en noviembre y es mucho esfuerzo para mi poder asistir a las dos, pero la tabla tira y hay que ser felices con lo que uno más quiere. Por eso agradezco a Dios porque puedo competir, que mi trabajo me lo permite y que tengo el apoyo de mis viejos y mis amigos. Sin ellos nunca podría haber ganado nada.

- ¿Y tu máxima aspiración?

- He corrido con excelentes resultados por casi toda la Argentina y en Chile, Brasil y Paraguay. Creo que la experiencia y las ganas de bajar cada vez más fuerte me ayudaron a tener esas actuaciones. Este deporte es mundial y se hacen certámenes por todo el planeta, por eso, mi sueño es poder recorrerlo haciendo esto y llevar nuestra bandera a todos lados.

Foto: Victoria Fotografía