Por más que se haya transformado en una costumbre, no deja de ser muy meritorio lo conseguido por este atleta quilmeño. El nadador de la clase Master Omar Pineda cumplió con su octavo cruce del Lago Nahuel Huapi. Esta edición resultó especial, porque el cambio de corrientes casi obliga a suspender la competencia. Entre los veinte inscriptos que participaron de la dura carrera, varios debieron abandonar, pero el representante una vez más cumplió con el objetivo.

Por primera vez la corriente iba en sentido Este a Oeste debido a los vientos provenientes de ese sector (en situación normal, el lago desemboca en el Río Limay y la deriva es por lógica oeste a este). Eso generó que debido al fuerte oleaje los participantes no pudieran pasar de la lancha de prefectura a los gomones, para pisar la orilla de Neuquén y prepararse para iniciar el cruce.

A las 9 horas dieron la señal de largada y los nadadores salieron rumbo a la playa del centro cívico. La deriva hacia el oeste los sacaba de la línea de cruce permanentemente y debían estar muy atentos corrigiendo esta deriva, cosa que costaba mucho esfuerzo. La falta de buena visibilidad complicaba aún más la situación y el oleaje endiablado generaba que se les hiciera muy difícil tomar aire sin tragar agua.

“En casos como estos, hay que mantener la calma. Mente fría y seguir, daba la sensación que siempre estábamos en el mismo lugar, que no se avanzaba. Cuando se empezó a divisar el arco de llegada y los dos prefectos a los costados con neoprene naranja flúor, me dio la tranquilidad que iba bien encaminado”, cuenta Pineda y agrega que “la orientación era lo más complicado y yo iba derecho a la meta, sin ver a los otros nadadores que se habían desparramado por todos lados, fueron casi tres horas de una lucha sin igual”.

La imagen del final para el quilmeño muestra a los prefectos tomándolo de los brazos, para llevarlo a recibir la medalla Finish después de una lucha desgastante dentro del agua. En total, de los 20 inscriptos tres desistieron y uno debió abandonar. Pero no fue el único premio para Pineda que horas más tarde recibió una plaqueta de parte de la delegación Bariloche del Racing Club y una medalla del Comité Olímpico.