Cada punto tiene valor de puntazo en este momento de Quilmes. Y más aún, si se logra después de haber levantado en dos oportunidades el tanteador y encima de haberlo hecho ante un rival siempre complicado y en un terreno de juego en pésimo estado. En su visita a Córdoba, el elenco dirigido por Grelak tuvo el compromiso necesario para recuperarse ante dos golpes de Belgrano y se trajo un empate que le sirve. La igualdad fue merecida.

La lucha el Cervecero, de eso no hay dudas. En medio de las complejidades que le toca vivir, da y entrega todo para tratar de cerrar de la mejor manera una mini-temporada muy difícil de sacar adelante, por diferentes motivos. Y para colmo de males, el cierre del semestre le presenta un fixture demasiado complejo, con rivales que no se la van a hacer demasiado sencilla.

En medio de este panorama, jugó un partido muy parejo en Córdoba, donde se alternaron momento con Belgrano y los dos tuvieron sus posibilidades de desnivelar. En la primera etapa, casi no hubo situaciones de peligro, salvo la escalada de Cristian Lema (ex QAC) que descargó en Pereyra y este continuó con Bieler que, para hacer efectiva la ley del ex, convirtió su primer tanto en el Celeste al definir contra el palo.

Con Braña como estandarte (y figura de la cancha), el Cervecero no se entregó y rápidamente fue por el empate en el tramo complementario. Este llegaría velozmente, producto de un saque lateral largo de Emanuel Morales, en el que Olave pifió en su salida y le dejó el balón bollando a Imperiale, que solo tuvo que cabecear a un arco en soledad.

Pero la alegría le duraría poco porque en una contra fulminante, un desborde por la derecha de Pereyra terminaría con un nuevo gol de Bieler, que al igual que el anterior, no lo celebró. Parecía estar groggy el elenco de Grelak, pero los cambios del DT le trajeron sus frutos.

Con Elizari y, principalmente, Mansilla en cancha, el equipo se atrevió un poco más. Y gracias a una estupenda pelota puesta por Braña, Mansilla aprovechó su velocidad para correré muchos metros y encarar al arquero que desvió mínimamente el remate con sus piernas, pero la pelota tenía destino de arco y tras un despeje sobre la línea, el mismo protagonista pudo marcar el tanto.

Faltaba un rato y los dos lo buscaron con las pocas balas que le quedaban en el cartucho. Pero la historia ya estaba sentenciada y el empate le quedó clavado a un encuentro muy parejo, en el que los dos entregaron más ganas que fútbol. Aunque para el QAC, el punto vale y sirve para decorar de mejor manera su sumatoria en esta complicada campaña.