Parecía estar todo predestinado a un empate sin goles. Juego feo, friccionado, con errores en y encima, un viento más fuerte de lo habitual que complicó el manejo del balón, no permitían suponer que la historia se alteraría entre Argentino de Quilmes y Cambaceres. Pero el destino tenía preparada una sorpresa para el segundo minuto de descuento en la Barranca: un buen centro de Gaeto terminó en la cabeza de Valenti que, como todo buen goleador, mandó el balón a la red.

A diferencia de lo que había pasado en el partido pasado ante Laferrere, esa vez el Mate justificó plenamente su victoria. Un equipo agresivo, profundo, con cambio de ritmo, movilidad y muchas opciones distintas en ataque le dio una goleada más que justa ante un posible candidato. Bueno, esta vez, nuevamente jugando como local, al Celeste le faltó todo eso y solo un acierto le permitió quedarse con los tres puntos.

Es que, en medio de un encuentro friccionado y más luchado que bien jugado, el rival se sintió más cómodo. Más limitado y con menos urgencias, tomó la postura de hacer un partido correcto, ensuciarle el andar a los dirigidos por Acuña y aprovechar, entre tanto desorden rival, alguna posibilidad que se le presente. Fueron pocas, pero es cierto que los de Ensenada no se rindieron hasta el minuto final en esta idea.

A esa altura, este Argentino que intenta ser prolijo en todo momento, ya había fracasado notoriamente en su intento, producto de esas jornadas en las que no te sale una. Igualmente, el arquero Insfran ya se había lucido con una doble tapada a Valenti y el ingresado Mauricio Martínez. Y también contó con un remate de Aníbal Leguizamón, a la salida de un corner, que pasó al lado del palo.

Pero hubo que esperar hasta el último minuto para vivir la gran emoción de la tarde ventosa de la Barranca. Tiro libre sobre la derecha, bien ejecutado por Dalmiro Gaeto, que le cayó en el segundo palo a un solitario Sergio Valenti, que solo te tuvo que dar dirección a esa pelota para colarla entre las redes contrarias. Un gol sin revancha para Cambaceres y un triunfo vital para el Mate, que vuelve a instalarse en la conversación en un campeonato que todavía está en pañales.

Foto: Silvana Livigna