Conocedor de sus limitaciones, Quilmes no se puso colorado a la hora de pisar el Mario Kempes cordobés. Fue a hacer su negocio, por eso priorizo la firmeza defensiva, cerrarle los caminos a su rival y cuando pudo, atacarlo en cuentagotas a Belgrano. Y en un partido de escasísimo vuelo técnico, terminó sumando un empate que le rinde a la hora de mirar la tabla de los promedios. El rendimiento colectivo es otro tema, que quedará para más adelante.

De movida quedó clarito cual era el plan del Cervecero en su experiencia cordobesa. Las obligaciones del local, producto de un muy mal arranque de campeonato y con el técnico mirado de reojo por su gente, exponía de antemano una mayor obligación para el Celeste. Y si bien esto es algo de lo que se vio en la parte inicial, también es cierto que se profundizó por el muy flojo andar del QAC. Sin poder tener la pelota, casi ni pisó el área contraria.

Claro que, este momento de Belgrano tampoco da para tirar manteca al techo y, pese a haber tenido mucho más tiempo la pelota tampoco logró traducir todo ese protagonismo en situaciones de peligro. Apenas un error de Colotto en la salida, que obligó a la intervención de Rigamonti en un remate de Alvarez Suarez y un cabezazo de Lema en el travesaño, fueron las opciones de un conjunto que, con sus carencias a cuesta, igual fue superior.

El trámite se emparejó en el tramo complementario. Los nervios en el dueño de casa y un mínimo adelantamiento de sus líneas de parte de los de Grelak, hicieron que el juego tuviera un poco más de ritmo, que por momentos se hiciera más de ida y vuelta, con las dificultades de ambos para poner en riesgo a su rival. Pese a eso, el QAC tuvo diez minutos de furia, donde contó con algunas opciones. En la más clara, Andrada no pudo con Olave, tras quedar mano a mano.

Los últimos minutos volvieron a mostrar a un Belgrano que por inercia ante el reclamo de su gente, fue para adelante pero con menos ideas que antes. A esa altura, el empate era un negoción para un Quilmes que jugó mal pero terminó la tarde con una sonrisa. Es que, para este conjunto sumar en cuatro fechas consecutivas es un espaldarazo positivo. Ahora tendrá que jugar como local dos fechas consecutivas, bajo otras condiciones y obligaciones. Veremos cómo le va.