Estaba claro, un día se iba a terminar el buen asar que venía teniendo Quilmes en los últimos dos meses. Y en esto de probarse semana a semana para ver cuál es la realidad del equipo, esta vez le tocó una jornada brava en contra. En medio de una jornada olvidable desde lo climatológico, que arrancó con una fuerte lluvia que casi obliga a la suspensión del partido, los de Grelak fueron superados por un Tigre con mejor trato de pelota y que ganó merecidamente.

Chau racha. Se acabó el mejor momento en mucho tiempo del Cervecero. En el año, pese a todas las dificultades con las que se encontró, había encontrado cierta calma gracias a algunos buenos rendimientos y, principalmente, una serie de resultados que fueron encadenando esta mejoría desde los números que lo sigue dejando con cierto aire en una temporada complicada.

Pero en Victoria le costó hacer pie. Y no por lluvia, sino porque no encontró la forma de sentirse cómodo para enfrentar a un rival superior desde la tenencia, más agresivo y que, pese a no contar con tanto peso dentro del área, se las ingenió para complicar y, una vez abierto el tanteador, demostrar que en el duelo de este sábado era el mejor de los dos.

Cuando Quilmes ya no tenía la pelota y tampoco podía aprovechar las contras, su rival empezó a tener más presencia ofensiva y en una de las primeras que tuvo a su favor, el Chino Luna se anticipó a todos ganando de alto y mandando el balón a la red. Encima, enseguida llegó la mejor jugada colectiva, que terminó con Alexis Castro dentro del área chica para clavar el segundo y volver la historia muy cuesta arriba de cara a la segunda parte.

Los cambios llegaron más rápido que en otros juegos, y fueron con la intención de arriesgar más de la cuenta. Pero se expuso demasiado y siempre dio la sensación que el local estaba más cerca del tercero que el QAC de poder llegar a un descuento. Algunas tuvo, principalmente con remates de media distancia, pero la mira estuvo fallada durante toda la tarde.

Y ya en el descuento, Federico González aprovechó un error más de Sarulyte que le dejó la pelota servida para encarar ante Rigamonti y poner el tanto definitivo para transformar el triunfo en goleada. La actuación de Tigre volvió a exponer su buena localía, la del Cervecero redondeó una mala jornada que sirve como un buen tirón de orejas para ver la realidad: ni es el equipo imbatible de las fechas pasadas ni tampoco el que tuvo una muy floja tarea en la tarde lluviosa de la zona Norte. A buscar el equilibrio para mantener el poder de sumatoria.