Con la primera derrota como local en la temporada, Quilmes cierra su peor semana futbolística desde que comenzó la temporada. Aunque el equipo nunca había dado demasiada confianza hasta el momento, los últimos días vivió un mazazo tras otro. Todo comenzó con la sorpresiva renuncia de Nardi, la necesidad que Leo Lemos asumiera de urgencia un día antes del partido y después, una muy floja actuación ante Almagro, que se impuso de forma justa en el Centenario.

Con el correr de las fechas, el campeonato se va volviendo cada vez más tortuoso para el QAC. Por una formación que no encuentra el juego y el protagonismo necesario dentro de una categoría en la que siempre está llamado a ser candidato, flojos rendimientos individuales dentro un plantel que empieza a ser un llamado de atención importante y encima, un DT fugado y otro que tuvo que salir a apagar el incendio como un bombero, que no le pudieron encaminar la historia.

La sorpresiva salida de Nardi alteró los ánimos pero no generó desesperación. Está claro, el técnico estaba lejos de ser del agrado popular. Claro que, las circunstancias y los tiempos fueron raros y hubo una sola práctica para el interino Leo Lemos antes de tener que salir a jugar. Y pese a cualquier expectativa previa, el balance final de estos noventa minutos solo dejaron más preocupación.

En Cervecero no arrancó bien y encima, en la primera estocada rival, Colotto falló en un cálculo, dejó al delantero Bonansea solo casi en el borde del área chica y, de cabeza, abrió el tanteador. Iban solo siete minutos y todo se le hizo más cuesta arriba. Por eso, este primer tiempo seguramente haya sido de lo peorcito de la campaña, con una visita que fue dominador de la escena y tuvo algunas otras situaciones para convertir.

Para la segunda parte hubo algún cambio de nombre y posicional (la entrada de otro delantero como Cadenazzi por un muy flojo Chirola Romero), y eso sumado un efecto contagio del grupo, hizo que terminara llevándose por delante a Almagro. Los primeros diez minutos fueron los más punzantes e incisivos de un Quilmes que tuvo un remate al palo que Nouet no pudo empujar en el rebote, un cabezazo de Albarracín por sobre el travesaño y un disparo de Ilarregui que el arquero Limousin mandó al corner.

Pero poco a poco se fue apagando, un poco por los errores individuales que siempre estuvieron a la orden del día y también por esa falta de ideas alarmante que son un símbolo de este equipo. Los errores habituales se mantuvieron en este encuentro: falta de corte y recuperación de pelota en la mitad de la cancha, poca gestación y falta de eficacia, en este caso con un promedio de situaciones levemente superior al resto de los juegos.

Y Almagro que hizo un partido por demás aceptable, de a pocos e fue animando, aprovechando tantos espacios que le quedaban cada vez que el rival se adelantaba con la pelota. Y en uno de sus pocos momentos de asedio constante en la parte complementaria, tuvo un centro, que Trípodi calculo muy mal, y que, nuevamente Bonansea, transformó en gol.

Los quince minutos restantes estuvieron de más. Pese a seguir insistiendo, la cabeza de los jugadores cerveceros no quería más. A poco más de 48 horas de haberse quedado sin entrenador, el equipo sufría una nueva derrota, la primera en casa, y en medio de una flojísima producción. Momento pro demás complejo, que necesitaría de decisiones fuertes y acertadas de acá en más para que la realidad se vuelva aún más difícil de poder sobrellevar.

Foto: Telam