En junio de 2008, el Club Juventud de Bernal estuvo a punto de desaparecer debido a un pedido de remate. Fueron días de mucha tristeza por el miedo a que los sueños de generaciones se esfumaran bajo la fría firma de un juez de la justicia laboral. Pero también de movilización y solidaridad por parte de sus socios y vecinos. Y del gobierno Municipal, que se hizo eco de la urgencia y logró salvarlo de tan triste final, mediante un subsidio. A poco tiempo de cumplirse el primer aniversario de estos acontecimientos, Leonardo Churín, actual presidente de la institución, hace un repaso de las causas que llevaron a esa traumática situación y explica la actualidad del club.

- ¿Cuál fue la razón del pedido de remate?

- Surgió de un juicio laboral que venía desde 1992 y al que el Club no se había presentado. Por eso el monto, que en su momento podría haberse afrontado, se convirtió en algo imposible. La propiedad estaba embargada y con fecha de remate para el 27 de junio.

- ¿Cómo fue la reacción de los socios?

- Nos enteramos una semana antes por un aviso de remate. Junto a un grupo de socios de toda la vida, que nos conocemos por el club desde los 5 años, nos sumamos a una asamblea que organizó la Comisión. Ese mismo fin de semana comenzamos a comunicarnos con la gente de Legal y Técnica de la Municipalidad. Se realizó otra asamblea a la que vino el Intendente y se gestionó un subsidio. Finalmente, el viernes a la mañana, se pudo levantar el remate judicialmente, unas horas antes de que se llevara cabo.

- ¿En qué consiste el convenio que se firmó luego de recibir el subsidio?

- Establece que toda persona que venga a través de la municipalidad, con previo aviso, pueda utilizar las instalaciones del club con fines sociales y deportivos. A su vez, se le cedió a la Comuna una propiedad sobre la calle Victoria, para que también tenga un fin social. Es un lote que el Municipio refaccionará y, mediante un comodato, va a funcionar un centro de jubilados.

- Para el club habrá sido un cimbronazo estar al borde de la desaparición…

- Había una Comisión Regularizadora, que la formaban socios de muchos años y ponían el pecho todos los días para sacarlo adelante, pero estaban solos. A partir de ese momento se tomó conciencia y la gente empezó a participar más.

- Y ¿se notan cambios en este año que ya pasó?

- En todo sentido, en el espíritu mismo de la gente. Antes el club estaba apagado, ahora se acercan muchas más personas que hasta preguntan en qué pueden ayudar. Por ejemplo, reacondicionamos un salón de juego, había que lijar y pintar… y nos peleábamos para colaborar. Así que, ganas hay.

- ¿Cuál la situación en cuanto a lo económico?

- La realidad es que más allá de todo el envión de entusiasmo que hay, el club no está saneado totalmente. Se levantó otro embargo importante, que se está pagando en cuotas a dos años, y una deuda con Metrogas que se terminó conciliando.

- Entonces, no se puede decir que esté saneado, pero va en vías de estarlo…

- Estamos encaminados a eso. De hecho, uno de los compromisos asumidos con la municipalidad era que el club saneara el pasivo restante. Fuimos haciéndolo paso a paso, agarrando acreedor por acreedor, y ya nos sacamos de encima a los grandes.

- ¿Ese es el objetivo principal de esta Comisión?

- Sanearlo económicamente, y avanzar en obras atrasadas que había.

- ¿Te imaginaste alguna vez siendo el Presidente del Juventud?

- Nunca, pero fue por el club mismo y por el grupo nuestro. La continuidad de esa amistad de años, ahora hecha realidad, colaborando y devolviéndole al club de alguna manera lo que nos dio: la posibilidad de conocernos y hacernos amigos ahí. No podíamos dar un paso al costado y mirar para otro lado.