Está claro que a esta versión 2020 de Argentino de Quilmes no le sobra nada. Que Pedro Monzón apostó por un equipo mucho más combativo que el del Torneo Apertura, con mucho de entrega y vigor, pero poco de juego. Con sus buenas y malas, estaba haciendo un partido más que aceptable en Loma Hermosa ante J.J. Urquiza que, en el momento que más apretado estaba por la visita, encontró en una contra y en su único remate al arco del segundo tiempo, el gol del triunfo.

El calor sofocante volvió a ser una de las vedettes de la tarde. Sobre todo en el primer tiempo, donde el sol pegó con más fuerza y generó que el trámite del partido se vuelva muy lento, casi sin situaciones importantes en los arcos. Era el Mate el que hacía una pequeña diferencia apostando por las bandas y con unos centros cruzados, llevó peligro. En la más clara de ese primer rato, Nahuel Figueredo no pudo conectar con criterio un envío pasado desde la izquierda de Fabricio Acosta.

Pero la visita comenzó a quedarse, Jota Jota se potenció después del parate para tomar agua y, en una avivada por el centro de la cancha, Marcelo Pappano avanzó sin marca y decidió pegarle desde veinte metros. El resultado: el balón se metió contra el palo del arco defendido por Adrián Leguizamón. Esos últimos diez minutos fueron el mejor momento del local en el partido, ante un rival shockeado por estar en desventaja.

La aparición de las nubes y algún punto menos de temperatura pareció favorecer el Criollo para arrancar la segunda parte. Más incisivo y profundo, se lo notó muy más decidido a ir en búsqueda del empate. Nuevamente su fuerte fueron las pelotas paradas, principalmente a partir del ingreso de Brian Chávez. Después de avisar en alguna previa, fue el propio delantero que saltó del banco para convertir de cabeza, luego que le bajaran el balón por el segundo palo.

Faltaban veinticinco minutos todavía y parecía ser el momento del Mate. Dominaba la escena, manejaba más la pelota y seguía gravitando cerca del área contraria. Pero se descuidó… una escapada por derecha terminó en un centro bajo que nadie despejó y que encontró a Antony Alonso solo y sin marca por el segundo palo. Otra vez Urquiza en ventaja, a quince del cierre.

Ese impacto fue vital para que los locales se acomodaran mejor con la ventaja y también para que Argentino, en la desesperación, errara los caminos y casi no contara con ocasiones para poder alcanzar una nueva igualdad.

Segunda derrota consecutiva, que preocupa más por la realidad del equipo que por la situación a la hora de pensar en salvarse del descenso. A los de abajo les cuesta sumar y por eso, los de la barranca mantienen cierta tranquilidad. Esa que, por ahora, no puede conseguir gracias a los resultados propios.

Foto: El Mate de Cristal