En su propia encrucijada anda Quilmes. Complicándose la vida solo y sin saber cómo resolver partidos en su cancha que, siendo un poco más fino quizás habría podido sortear de otra manera. Por segunda semana consecutiva, apenas pudo sumar de a uno y volvió a dejar una imagen que se fue apagando con el correr de los minutos ante un Rafaela que nunca terminó de comprometerse del todo con el encuentro. El punto lo deja más cerca del fondo que de los puestos de arriba.

La expectativa era la misma, pero las urgencias eran otras a las de hace una semana atrás. El empate con Gimnasia de Mendoza obligaba al QAC a tratar de resolver de otra manera otro pleito complicado que tenía por delante como local. Pero, pese a haber hecho un mayor gasto que su rival, en líneas generales volvió a mostrar otra floja imagen colectiva y el punto terminó siendo bastante justo.

Pese a salir con mayor determinación que la Crema, a los dirigidos por Sava siempre les faltó tranquilidad, mejores alternativas y capacidad para resolver los avances que tuvo a su favor. Apostó mucho por las bandas durante el primer tiempo, pero concretó poco. No le acertó al arco casi en ningún momento, con un tridente ofensivo no abastecido como corresponde.

Y como le viene sucediendo en este tiempo, además de costarle en el arco de enfrente, el primer error propio lo paga con gol. En realidad, en este caso fue el segundo pero de una jugada inmediatamente anterior que Ledesma resolvió bien ante una pésima salida del fondo (que se repetiría un par de veces más). Del corner. Un doble cabezazo en el área, le dieron a Racca la posibilidad de poner en ventaja a la visita.

Reaccionaría rápido y, a partir de una gran jugada personal de Raúl Lozano que definió de manera exquisita Justo Giani llegaría a un empate esperanzador cuando se jugaban los últimos minutos del primer tiempo. Quedaba mucho por delante para tratar de acomodarse de nuevo al juego ante un Rafaela agazapado pero atento a los regalos rivales.

Pero el segundo tiempo fue todo barullo y poca claridad. Apurado y falto de ideas y capacidad resolutiva, el Cervecero se fue apagando con el correr de los minutos hasta quedar minimizado a la versión más floja de todo el encuentro. Mientras tanto, Rafaela, que también tuvo las suyas, se fue conformando lentamente y nunca terminó de arriesgar demasiado.

El balance está lejos del ideal: apenas dos puntos de los seis que puso en juego en fechas consecutivas jugando en el Centenario. Quizás ese sea su peor pecado pensando en la tabla. Pero el debe futbolístico es una cuestión a la que no debe sacarle la mirada. A partir de lo que logre ahí va a comenzar a inclinar su balanza, para arriba o para abajo.

Foto: QAC oficial