A esta altura, es difícil catalogar un rendimiento particular de Argentino, principalmente, porque no hay demasías diferencias entre un juego y otro. La sana intención de querer jugar, aunque la mayoría de las veces queda a mitad de camino, la determinación a cuidarse sin la pelota cuando logra ponerse en ventaja y un resultado que se repite hasta el hartazgo. Es verdad que el equipo no pierde… pero tampoco consigue ganar.

En un encuentro chato, el Mate sacó la diferencia a los 39 minutos del tramo inicial, a partir de un mal despeje de Pablo Cabral, para que Barrios sacara un gran disparo cruzado y a media altura, que se terminó colando por el segundo palo del arco defendido por Fabricio Henricot.

Los de la colectividad tuvieron el protagonismo en el segundo tiempo, generando alguna revolcada del arquero Juan Morales (un cabezazo de pique al piso y un disparo de media distancia, mostraron sus mejores apariciones), hasta que promediando la etapa, llegaría al empate. Y también se trataría de un bonito gol: buena combinación ingresando por la izquierda para que Brian Risso Patrón terminara levantando la pelota sobre el joven arquero, cuando este quiso achicar.

Los cambios le dieron algo más de tenencia y profundidad al Criollo, aunque las situaciones de peligro volvieron a escasear. Pero, ya con el tempo cumplido, Anastasio se metió dentro del área y, cuando quiso enganchar hacia el medio, su marcador dejó extendida la pierna, generando un mínimo contacto. Tranquilamente podría haber marcado penal, pero el juez Martín Gonaldi prefirió dar continuidad y después amonestó al delantero por simular.

Quinto empate (cuarto 1 a 1) y octavo partido sin ganar para un Argentino de Quilmes que continúa sin dar la talla de un torneo que comienza a quedarle demasiado largo.