Le cuesta crecer a este elenco de Vendakis. Incluso cuando hizo cosas positivas durante los partidos. Si hay algo que muestra como credencial alentadora el Mate por este tiempo, es que sus hombres de ofensiva empiezan a aparecer más afilados. Al siempre rendidor Jonathan Cañete, se le suman Matías Martínez, Matías Domínguez y, ahora también, Franco Sosa.

El nueve peleador, de gran esfuerzo físico en cada partido pero con falta de gol, tuvo un buen partido, coronado con una maniobra individual de buena factura que le dio la ventaja inicial a Argentino en el minuto 17 de partido. Encima, Domínguez estiraría la ventaja, tocando la pelota debajo del arco, apenas seis minutos más tarde. La tranquilidad se vería alterada por el disparo de Nahuel Peralta, a los 37, que acortaba la diferencia.

En el segundo tiempo, fue el local el que tomó la iniciativa y parecía estar más cerca. Pero este Mate que, habitualmente cede terreno y protagonismo al adversario, aprovechó una contra, que comandó Nicolás Herrera y definió Cañete, marcando un verdadero golazo, clavando el balón al ángulo.

A partir de ahí se dedicó a ensuciar el partido, intentar que el rival no pueda armar el juego prolijo que lo caracteriza. Y parecía que el plan podía darle resultado, pero de tanto intentarlo, la UAI daría el golpe. Se jugaban 43 minutos cuando Giuliano Cerato remató fuerte de media distancia y su potente envío dio en el palo y se metió en el arco del, otra vez atento, Juan Morales.

Y para colmo de males, apenas ciento veinte segundos más tarde, otra vez apurado el Criollo en una salida terminó dándole la opción a su rival para otro desborde por la izquierda, que Ismael Ortiz definió de primera cerca del punto del penal.

Increíble partido, que deja algo de frustración en un Argentino de Quilmes que sigue sin perder, pero tampoco puede ganar. Un karma a lo largo de toda esta pobre temporada.