Los Leoncitos no sólo vencieron al seleccionado más ganador en la historia del torneo (seis títulos y ahora Argentina igualó a India con dos) sino que se consagraron en un partido dramático, jugado con coraje e inteligencia y momentos de muy buen hockey.

El partido se jugó desde el arranque como lo que era: una verdadera final. Entonces se vio precaución, paciencia para recuperar la bocha y un desgaste físico tremendo desde el primer minuto. Dos adversarios que se conocían por haber jugado en la fase de grupos (los alemanes le provocaron a los argentinos su única derrota en el torneo) hicieron que en esos minutos iniciales ninguno se animara a tomar riesgos.

Hasta que a los 10 minutos, Capurro recibió de espalda en el círculo y provocó el primer corner corto. Fue el cordobés Lautaro Dómene con decisión y fe. Y puso el 1-0. A partir de ahí, Argentina siguió con el control, no de la bocha pero sí del partido. El equipo de Lucas Rey fue haciéndose cada vez más fuerte y aunque no pudo aprovechar el hombre de más que tuvo durante diez minutos, a los 25 llegó al segundo corto cuando Zárate buscó el círculo y la pelota pegó en un pie alemán. Esta vez hubo una combinación para que Dómene pusiera el 2-0.

Pero el tercer cuarto fue totalmente distinto. Quince minutos de un dominio absoluto de los europeos ante un rival que no pudo salir jamás de su propio campo. Si Argentina recuperaba la bocha, enseguida la volvían a tomar los alemanes. Fue un calvario ese cuarto de hora en el que a los 6 minutos Julius Hayner aprovechó una desinteligencia entre Marcucci, Zárate y el propio Hernando para achicar la distancia.

Y a partir de eso, fue por más. A los 17 encontró el empate parcial con el fijo de Masi Pfandt. El trámite había cambiado. Los alemanes eran otros; los argentinos, también. Pero apenas tres minutos después del 2-2, los Leoncitos tuvieron un nuevo corto. Y Dómene estableció su hat-trick que, por otra parte, le permitiría ser el MVP de la final.

Quedaban diez minutos de sufrimiento aunque el equipo tomó otra actitud: no se refugió tan atrás, se adelantó en el campo y así Alemania no lastimó tanto. Tuvo algunos revolcones Hernando, pero no más que eso. Hasta que a 120 segundos del cierre el entrenador Johannes Schmitz ordenó la salida de su arquero. Se la jugó. Pero no le alcanzó, porque sobre el final vino la corrida memorable de Agostini para el cuarto y definitivo. Para que Argentina alcanzara la gloria. Como en Rotterdam, hace ya 16 años...