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Sin el innato espíritu inquieto de la especie humana, el hombre jamás se hubiera animado a bajar del árbol y explorar el mundo. Millones de años más tarde, ese instinto aventurero continúa vivo y el Tour Internacional de la Patagonia es un reflejo de él. Atletas y bicicletas exigiéndose al máximo a través de la Cordillera, avanzando contra reloj por trepadas y descensos en el agreste paisaje Argentino-Chileno. Ellos son los protagonistas excluyentes de esta odisea épica, sin embargo, nada sería posible sin sus mecánicos. Hernán Meza, de Mapuche BTT, revela el backstage de esta historia.

Alrededor de 600 ciclistas de todas partes del mundo -entre ellos más de 30 quilmeños- participaron durante febrero de la segunda edición de esta prueba de montaña que, dividida en tres etapas de 70 km., recorre la Patagonia, uniendo ambos países. La técnica y destreza física no es lo único importante, sino también -como explica Hernán- la correcta planificación de la carrera.

- ¿En que consistió su trabajo?

- Primero la logística, trasladando todo el equipo de cada corredor. Luego, la mecánica para que las bicicletas estén óptimas para largar y después los asistimos al final de cada etapa, poniendo todo a punto para que puedan continuar.

- Algo parecido al Dakar…

- Es lo mismo, pero en menos días y con tracción a sangre. Cuando termina la carrera, volvemos a cargar las bicicletas hasta Quilmes, dejándolas listas para entrenar en la semana.

- ¿Cuál es el perfil de los competidores?

- Son ciclistas que se ejercitan constantemente y tienen bicicletas acordes a la competencia. En Quilmes hay grupos de entrenamiento con profesores que los preparan durante todo el año para estas pruebas.

- ¿Cuán importante es el Tour de la Patagonia?

- No hay muchas carreras de este estilo en el país y la mayoría son de una sola etapa. Las más prestigiosas son Río Pinto -se realiza el 1° de mayo en Córdoba- y, cerca de fin de año, la Transmontaña en Tucumán. El Tour viene a posicionarse en ese podio.