El punto tuvo sabor a poco. Atragantado les quedó el triunfo en el Estadio Centenario a Quilmes y Gimnasia. Al Cervecero se le cortó la racha de triunfos consecutivos, desperdiciando una chance ideal para descontarle unidades a un rival directo. Ahora está obligado a ganar en las próximas jornadas para que los números lo sigan acompañando. Los dirigidos por Caruso Lombardi no jugaron bien y el empate fue más que justo.

La lucha por la supervivencia se daba cita esta fecha en el Centenario. Los dos equipos más comprometidos con la salvación sabían que un triunfo ante su adversario, les daría un fuerte envión para lo que resta por venir. Pero al final, debieron guardarse esa ambición en el bolsillo, teniendo en cuenta que el empate no le sirvió a ninguno.

Desde lo estrictamente mostrado dentro del terreno de juego, el empate fue justo. Es que, fue un tiempo para cada uno. El primero, en el que Gimnasia tuvo permanentemente en su poder la pelota y donde mostró más variantes para poder molestar al QAC. Pero en el segundo, el local reaccionó a fuerza de coraje y ganas, intentó llevarse por delante al Lobo, aunque sus propios errores terminaron jugándole en contra.

Seguramente, el mayor pecado del Cervecero fue no haber podido aprovechar la ventaja que sacó casi desde el inicio mismo del juego (otra definición más de Vázquez y van…). Se dejó estar, cedió el protagonismo y le permitió a Gimnasia llegar al empate antes del cierre del tramo inicial, por una pifia de Fontanini, que terminó definiendo Lucas Castro (en realidad, se llevó por delante la pelota).

En el segundo tiempo, los de Caruso salieron más decididos, pero siguieron sin estar demasiados finos con el balón. Eso imposibilito que pudiera sentirse como en el juego, y menos aún cuando otro error (en este caso de Leyes) le permitió a Graf marcar el segundo.

Pero los de La Plata se cansaron y Quilmes siguió yendo…y tras un corner, Kalinski tomó una pelota perdida dentro del área chica y con un cachetazo con el revés de su botín, puso el empate. Faltaban diez para el cierre y el local se la jugó. Tuvo alguna más (una de Cauteruccio que pasó al lado del palo, la más clara), pero el empate ya estaba sellado.

Fue igualdad y ahora ambos deberán seguir haciendo cuentas. La matemática, más allá de los resultados, le permite a Quilmes todavía soñar con la salvación. Ya no le queda margen, pero así y todo no se entregará tan fácilmente en esta carrera.