Por Luciano Corrao

Cuando se terminaba el partido en Mendoza, apareció Fernando Telechea para darle el merecido triunfo a Quilmes frente a Independiente Rivadavia. El delantero hizo una jugada a pura velocidad y desahogó las gargantas de los alrededor de 400 hinchas cerveceros que habían visto un buen partido de su equipo pero que sufrieron por la falta de puntería de sus atacantes.

El conjunto de Caruso Lombardi no comenzó de la mejor manera. Su rival manejaba mejor la pelota y tiraba muchos centros, pero fue algo que con el correr del partido resultó ser su única arma de ataque. Quilmes estaba bien parado atrás, y en base a eso comenzó a elaborar buenos contraataques, que derivaron en un mayor control de pelota. Pablo Vázquez y Martín Cauteruccio se entendían de maravilla y el uruguayo tuvo la primera oportunidad clara: recibió del número 9 una pelota casi entrando al área, remató bajo y cruzado, pero se fue muy cerca del palo.

A partir de allí, la primera etapa fue toda del Cervecero, que pudo ponerse en ventaja tras un buen lateral-centro de Ernesto Goñi que sobrepasó al arquero César Taborda. Pero Germán Mandarino no pudo terminar de mandarla adentro, como tampoco pudieron luego Vázquez y Cauteruccio, lo que empezó a fastidiar a Caruso.

El entrenador mantuvo a sus delanteros para el segundo tiempo, pero nada cambió. El complemento comenzó mucho más trabado y con una perlita del lado local: Martín Gómez debió salir lesionado a los 7 minutos y su reemplazo, Jerónimo Morales Neumann, duró nada más que 9 minutos, cuando tuvo que salir también por un problema físico y le dejó su lugar a Leonel Altobeli.

Las oportunidades de gol cada vez eran menos y mucho más repartidas: Claudio Corvalán lo tuvo para Quilmes mientras que Brítez Ojeda casi pone el 1 a 0 para la Lepra mendocina. A los 29 se produjo el primer cambio en ataque para el Cervecero, Fernando Telechea reemplazó a Cauteruccio pero todo seguió igual. Incluso cuando 11 minutos más tarde, Facundo Diz hizo su estreno con la camiseta blanca en lugar de Vázquez, pero parecía que el partido moriría en el 0 a 0.

Fue a los 43 cuando Lucas Rimoldi, de gran partido, cortó un avance de Independiente en la mitad de la cancha, levantó la cabeza y le puso un buen pase a Telechea sobre la izquierda. El tandilense nunca lo dudó, comenzó a encarar hacia al arco de Taborda, eludió a un defensor mientras se perfiló para su pierna derecha y la clavó en el segundo palo. Una pelota imposible para el arquero, un verdadero golazo.

De esta manera, Quilmes sumó su segunda victoria consecutiva. Un triunfo que sin dudas le cae muy bien en lo anímico de cara al choque con River el próximo fin de semana en el Centenario.