Quilmes podría haberse dado un gusto enorme en Rosario, si Pitana convalidad una clara infracción dentro del área que le cometieron a Telechea, pero no hubo penal. Claro que, el equipo dirigido por Ricardo Caruso Lombardi tuvo una propuesta poco ambiciosa, y con la idea principal de conservar el cero en su arco, estuvo más lejos que Central de quedarse con los tres puntos. El local no jugó bien, pero en los últimos minutos hizo figura a Trípodi. El punto suma, pero debe seguir mejorando.

Para algunos habrá sido un apuesta inteligente, para otros habrá sido un acto de amarretismo desmedido. Lo cierto y lo concreto es que el Cervecero consiguió lo que fue a buscar a Rosario: cuidar su arco, contener a su rival y, principalmente, asegurarse la posibilidad de sumar.

Claro que, gracias a esta decisión, le permitió agrandarse a un rival pobre y falto de los recursos necesarios para hacer valer su potencial jugando como local, y quedó muy lejos del arco contrario, despilfarrando diferentes alternativas para intentar ganar el cotejo.

Gracias a esto, el encuentro fue reiterativo y desprolijo: el local iba sin ideas y chocaba con la fortaleza defensiva de un QAC al que le duraba muy poco la pelota en sus pies. Solo en el último tramo del juego, y ante un adversario volcado al ataque, contó con el espacio suficiente para mostrar cierta labor ofensiva. En la más clara de ellas, Telechea le ganó la posición a Talamonti, y este lo agarró dentro del área. Claro penal que el árbitro omitió cobrar.

Sobre el cierre, Central se fue a la carga y con más ganas y decisión que fútbol, lo metió a Quilmes dentro del arco, obligando a un par de revolcones de Trípodi, una de las figuras de la cancha. Pero fue empate y punto. Un punto, el que el Cervecero fue a buscar y se terminó llevando de su paso por una de las canchas más complicadas de la divisional.