Por Leonardo Testa

Quilmes A debía ganar de local para poder aspirar a las clasificaciones al Playoffs, mientras que su rival es la cara opuesta, ya que tiene como objetivo Salir de las últimas posiciones, teniendo en cuenta que ascendió este año a la elite del hockey argentino. Y entre dos equipos con realidades netamente opuestas, fue Juan Manuel Saladino quien apareció con toda su magia para definir un partido que se le había complicado al equipo dirigido Mariano Ronconi. El Cervecero sumó tres puntos importantes.

Desde un primer momento, el QAC salió a apretar a SAG, lo llevó a jugar en el campo contrario y tuvo grandes posibilidades de anotar, pero los palos o un error en el instante final de la definición les impedían romper el empate. El marcador recién se modificó cuando apareció Abel Encinas: Chicho encontró la bocha en el área y con un gran remate la colocó en el ángulo y provocó el delirio de la hinchada cervecera.

Los locales siguieron atacando en busca de aumentar la diferencia, sin embargo en defensa cometían errores y dependían de las atajas de Leandro Zennatto. Esos errores persistieron y como consecuencia de ello, a los veintidós minutos, un error en defensa, le permitió a Diego Montero empujar la bocha y decretar el empate parcial.

La primera mitad mostraba la superioridad de Quilmes, sin embargo no supo aprovecharla y su rival fue eficaz, aprovechó el desconcierto defensivo y quedaba a la expectativa de obtener un triunfo en el Estadio Nacional.

La segunda mitad se inició en medio de un fuerte cruce de palabras entre el público visitante y los jugadores y el cuerpo técnico cervecero. El inconveniente se debía a que, el césped estaba más mojado del lado que le iba a tocar defender a los quilmeños. Una discusión que aumentó el nerviosismo del encuentro.

Ya con el juego en marcha, el QAC generó varios cortos, pero las respuestas del arquero visitante le impedían reflejar su superioridad en el marcador. Hasta que, a la salida de un fijo, Saladino se salió del libreto, eludió a los dos corredores y definió con categoría, marcando el mejor gol de la fría tarde. Apareció la magia de uno de sus mejores exponentes, y con eso le bastaba al equipo para pasar al frente en el marcador.

Si bien quedaban quince minutos para la finalización del encuentro, la sensación que se transmitía era que si el conjunto finalista del Metropolitano 2011 no cometía ningún error severo, se aseguraría los tres puntos, ya que SAG solamente aspiraba a un contraataque y carecía de juego asociado.

Esa sensación se incrementó a los treinta y dos minutos, cuando Javier Taboada puso el 3-1 definitivo. Javito se escapó por derecha, asistió a Guillermo Muir, pero su remate se iba desviado hasta que el mediocampista logró corregir la dirección de la bocha y con eso, asegurar festejó del Cervecero.