El triunfo en un estadio en el que hacía 43 años que no sabía lo que era sumar de a tres, le permiten un festejo grande a Quilmes. Es que, los dirigidos por Omar De Felippe hicieron pata ancha en un compromiso que, a priori, parecía mucho más complicado y terminaron goleando a un flojito Colón. El regreso de Caneo le dio una joyita de tiro libre y otra variante más a un conjunto que ahora se despegó un poquito de Independiente y San Martín de San Juan en la lucha por la permanencia en Primera División.

Con la seguridad de salir a plantear el encuentro con la tenencia de la pelota como arma determinante, el Cervecero logró ser más prolijo que su adversario, mientras el partido fue partido. Sin tanta sorpresa ni mucha profundidad, pero siendo protagonista de las acciones de juego, el equipo intentó superar con el plan pensado de antemano por el DT. Eso, después de superar el sofocón en el que se transformó un remate de Graciani ni bien iniciado el juego, que pegó en el travesaño.

Pero lentamente el QAC también empezó a tener las suyas. En la más clara, Elizari disparó de manera rasante, obligando a Pozo a mandar el balón al tiro de esquina. Y en la segunda de más peligro (luego de un rato en el que se jugó a un ritmo lento y cansino), llegó el gol: después de un tiro de esquina, Chirola Romero puso un pase exacto para que Cauteruccio tirara un centro al medio, que entre Caneo y Gigliotti terminaron enviando a la red.

Y si el cierre del tramo inicial había sido más que positivo para la visita, qué decir del principio del segundo tiempo. Una falta que le convirtieron a Elizari en el borde del área, permitió que después de mucho tiempo vuelva a aparecer la pegada exacta de Miguel Caneo: tremenda rosca para colar la bola en el ángulo superior derecho del arquero.

Pero la historia no quedaría ahí, ya que diez minutos más tarde, Cauteruccio aprovechó un mal remate del propio Caneo y, como un centrodelantero, se tiró al piso para marcar el tercero, con el que comenzaba a ponerle sentencia al compromiso.

Quedaba media hora por delante, pero entre lo livianito de Colón y la poca decisión de Quilmes, el encuentro escaseó en emociones (apenas una tapada de Trípodi a Curuchet y una contra en la que Mandarino remató por arriba del travesaño). A esa altura, el sufrimiento y padecimiento para el Cervecero nuevamente estaba en el casillero de los lesionados. Dos más que se suman a una enfermería que no tiene descanso en la temporada: Martínez (podría ser esguince de rodilla) y Quilez (se habría desgarrado).

De cualquier manera, el final fue a pura felicidad. El equipo logró superar una prueba complicada, en una cancha históricamente negativa, permitiendo sumar tres puntos que cosechan muchísimo de cara al objetivo del plantel. Sin dudas, un triunfo para festejar con cerveza…de la marca que sea.