Definitivamente, a Quilmes le cae muy bien la cancha de Tigre. La visitó por segunda vez en dos meses y en ambas oportunidades, se quedó con triunfos más que valiosos. En este caso, el elenco que dirige Nelson Vivas pudo pegar en un momento clave dentro de un partido que estaba para cualquiera de los dos, y luego jugó con esa ventaja a su favor. De esta manera, sumó sus primeros puntos en calidad de visitante en esta temporada, se da aire para seguir trabajando y sueña con que un futuro todavía mejor. Una gran victoria en Victoria.

La vocación ofensiva y los errores defensivos de ambos conjuntos hicieron que el partido tuviera un trámite entretenido durante la primera mitad. Las peligrosas salidas con la pelota al ras del piso del Cervecero y las dudas de los centrales en el elenco local, pusieron en duda el cero en sus respectivos arcos en varias oportunidades.

Apretando bien por los costados con Telechea y Zacaría (los mejores futbolistas del equipo), el QAC fue ancho y profundo, contó con varias situaciones claras y podría haberse puesto en ventaja antes del tanto carambolesco que consiguió al cierre de esa primera mitad.

Mientras Sand increíblemente se perdía una situación inmejorable cara a cara con Peratta, la visita lo tuvo en un par de oportunidades con Boghossian (un mano a mano, entre ellas), también con Tele y algún remate de media distancia…hasta que en los instantes finales llegaría el único tanto que tendría el partido: remate de Bogho que pegó en el travesaño, el rebote lo tomó Zacaría y tras una mano de Fideleff, la pelota pegaría en Paparatto y cruzaría claramente la línea.

Los cambios, necesarios en el Matador y obligados en el QAC, fueron solo un condimento dentro un tramo definitorio que tuvo un desarrollo completamente distinto al anterior: mientras Quilmes ya no daba tantas ventajas defensivas y empezaba a jugar con la ventaja que tenía a su favor, los dirigidos por Cagna intentaron tomar un protagonismo que pocas veces pudieron lograr, transformándolo la historia en un compromiso mucho más aburrido.

De cualquier manera, con un Araujo activo Tigre lo podía haber empatado en un par de situaciones y, si hubiese estado más punzante o certero, el Cervecero quizás lo habría liquidado antes con alguno de los pocos contraataques que pudo finalizar. Claro, el negocio ya estaba hecho y, con el cansancio a cuestas de haber jugado otro partido desgastante hace unos días atrás, Vivas y sus muchachos sabían que la principal premisa era no complicarse y dejar correr los minutos.

Entonces, al igual que hace poco más de dos meses atrás, el partido terminó con un coro de silbidos en los hinchas locales, ante el tímido festejo de un grupo de futbolistas, acompañado por algún infiltrado que apareció por las tribunas. Es que, pese a las ventajas que los equipos dan en este campeonato cuando juegan como visitante, el estadio de Tigre se transformó en un escenario agradable para la vida reciente de Quilmes. Claro, si de Victoria siempre se lleva una ídem.