La previa anunciaba que el semestre iba a ser complicado, y después del primer partido de Quilmes en el año, esa sensación se ha agudizado. Volvió a pecar con viejos esquemas, fue demasiado conservador, regaló un tiempo y después no le dio la nafta para tratar de revertir la historia. Con las ideas mucho más claras, Central sacó la diferencia y después se dedicó a cuidarla, ante un elenco local que, sin su gente, demostró una vez más que no tiene demasiada pólvora cada vez que se acerca al arco rival.

Año nuevo, pero imagen vieja para el Cervecero. Es más, a la hora del balance general, da la sensación que el equipo involucionó y que ya no puede seguir apostando a lo mismo. Giunta se mostró conforme en las últimas semanas de la pretemporada y por eso salió a la cancha repitiendo sistema: un solo punta, jugando como local, que encima de todos tenía la misma obligación de marca que el resto. Entonces, por momentos Telechea intentando recuperar una pelota al lado del Chapu Braña.

Y así todo se volvió muy difícil para el QAC. Al punto que a Rosario le alcanzó con tener mucho más claro a que jugar, para terminar sacando una diferencia en el tanteador. Velocidad por los costados, con mejor presencia de Carrizo por la izquierda, buen tándem en la mitad de cancha entre Méndez y Domínguez y mucho poder de gol….justamente, esta última la diferencia más grande con el local.

Fue por un buen pase de Delgado, la mejor corrida con centro incluido de Carrizo (figura de la cancha) y la aparición sorpresiva y en soledad de Encima, que el Canalla sacó la ventaja en su mejor pasaje dentro del encuentro.

Muchos dolores de cabeza le trajo esto a Quilmes, que salió con otra actitud y diferente esquema al complemento. La presencia de Boghossian fue una tentación, para que empezaran a llover los centros de todas las latitudes. Y eso, sumado a la presión contaste y un equipo que se paró más de cara al arco contrario, lo llevó a ser más protagonista y hasta, a generar algunas situaciones que tranquilamente podrían haber terminado en la red. Pero…

Si, en el QAC siempre hay un pero. Y en este caso, volvió a ser la ineficacia ante el arco. Las que no rebotaban en los defensores rivales, se iban a la tribuna. Si hasta al gigante uruguayo le quedó una, después de una buena corrida por la izquierda de Arnaldo Gonzalez, que le terminó pasando por abajo del pie, de frente al arco.

Entonces, no hubo caso y el arranque del torneo rápidamente puso al equipo en jaque de cara al futuro. Sin dudas, tendrá que mejorar mucho para no terminar metiendo solito la cabeza dentro de la boca del león. Por lo menos, la gente (que no pudo ir a la cancha, ya que el juego fue a puertas cerradas) se evitó una amargura. Y el silencio del Centenario se convirtió en el escenario ideal para el comienzo menos deseado.