No importaban las formas, Quilmes sabía que debía terminar la tarde del martes con tres puntos en el bolsillo. Ese era el objetivo y la presión con la que salieron a jugar los dirigidos por Caruso Lombardi, que fueron superiores hasta que consiguieron sacar la diferencia con un gol en contra de Turus. Luego el partido se hizo más duro, Belgrano se lo llevó por delante y terminó defendiendo la victoria adentro del área chica. De esa manera, pudo celebrar un resultado que le permite respirar y mantenerse en carrera por la salvación.

Tarde especial en el Centenario. Porque por segunda vez consecutiva (y tercera en el certamen) la gente no podía ir a alentar a su equipo en el medio de una situación muy importante: no podía volver a dejar puntos en el camino, si quería encaminar medianamente su posibilidad de mantenerse con vida. Por eso, la soleada tarde se vivió con diferentes sensaciones, a medida que fue transcurriendo el partido.

Teniendo en cuenta las debilidades de Quilmes y las características de juego de su rival, era lógico que el partido fuera cerrado desde un principio. Pero en medio de ese panorama, el local tuvo la sana intención de protagonismo y fue el único de los dos que desde un primer momento en busca del arco contrario. Por eso, durante la media hora inicial, las únicas chances fueron del QAC (remate de Diz arriba del travesaño, cabezazo de Ríos desviado)…

Hasta que llegó el gol que sería vital para el juego: buena combinación de Alegre con Benítez por derecha, que terminó el lateral con un centro al segundo palo, pero antes que aparezca en acción Diz, apareció Turus para sorprender a todos (inclusive a Olave) y clavar el balón contra el palo derecho del arquero. Ventaja merecida para un Cervecero que era superior.

Pero ahí el partido cambió, porque los cordobeses asumieron otra postura dentro del terreno de juego. Que tuvo sus primeros resultados en los últimos minutos de ese tiempo, pero que se evidenciaron aún más en el tramo definitorio, cuando se llevaron por delante a su adversario, a pura enjundia. A esa altura, la falta de energía, la poca velocidad de mitad de cancha para adelante y los miedos comenzaron a apoderarse de los de Caruso, que asumieron un rol distinto para lo que quedaba por jugar.

Y aunque lo tuvo con una definición de Zacaría, tras una buena jugada colectiva, que tapó Olave, el equipo terminó defendiendo con uñas y dientes, con el poco resto que le quedaba. Por eso, los últimos cinco minutos lo tuvo a Quilmes casi metido todo dentro del área chica, aguantando cada embate de un Belgrano que lo bombardeó por todos lados. Pero el sufrimiento pasó y el resultado no se movió.

Entonces pudo celebrar por un triunfo necesario. Que no genera tranquilidad pero si permite soltar un respiro aliviador al aire. Ganó un partido muy complicado y se mantiene en carrera y para este presente del equipo, no es poca cosa.