Si bien estaba claro desde un principio que la historia no iba a ser sencilla, tampoco se imaginaban un presente como el que les toca vivir a los conjuntos del distrito en este arranque de la temporada. En el primer mes de acción, tanto el Círculo Universitario como el Don Bosco Rugby no han podido sumar un triunfo y ya acumulan cuatro derrotas en cadena. Este sábado, el Celeste fue superado increíblemente 18-5 por un débil Lanús, mientras que las Aguilas, que hicieron un buen partido, penaron contra Curupaytí, que les ganó por un apretado 15 a 14.

Difícil momento el que le toca vivir al CUQ, que llegaba a este cotejo con la firme ilusión de cortar la mala racha ante un adversario a priori inferior. Jugando en su cancha y ante su gente, todo estaba dado para una actuación reivindicatoria para los quilmeños, que debieron pelear el juego desde el comienzo, ya que la visita no se las hizo nada sencilla.

Pero en el segundo, Lanús supo ser contundente, aprovechar sus posibilidades y, sin sobrarle nada, quedarse con una victoria que le sirve mucho para la confianza y sus expectativas futuras. Al local le quedaron las dudas sobre cómo salir de este momento, sin tener que seguir soportando golpes como estos.

Estuvo cerca

El Don Bosco recibió la visita de un bravo de la categoría, Curupaytí, pero así y todo estuvo a la altura de las circunstancias. Pero más allá de eso, tampoco pudo cortar su mal presente y al final, terminó acumulando una nueva derrota en su campaña en el Grupo II.

Increíblemente, el Bosco dejó pasar una muy buena posibilidad de lograr un éxito trascendente. Porque superaba de forma contundente a un rival importante y además, por una buena diferencia en el marcador. Dos tries casi consecutivos (ambos con conversión de Augusto García Lacher) le permitían al local, ponerse 14 a 5 y con un margen interesante para poder seguir creciendo en el partido.

Pero en la segunda mitad y con golpes asestados en momentos determinantes (el último try a pocos minutos del cierre), Curupa pudo revertir la historia, terminar ganando por uno de diferencia y dejándole las ganas atragantadas de lograr ese tan ansiado triunfo, por el que deberá seguir esperando.