En un partido extremadamente táctico en el que no se sacaron diferencias durante los 120 minutos de juego, Argentina se impuso 4 a 2 sobre Holanda en la definición por penales -Sergio Romero detuvo dos disparos- y se metió por primera vez desde Italia 90 en la final de un Mundial. El quilmeño Sergio Agüero, quien venía de recuperarse en tiempo record de un desgarro, ingresó promediando el segundo tiempo y aunque no logró desequilibrar en la cancha, no dudó desde los doce pasos para anotar el tercer tanto. Tampoco fallaron Messi, Garay y Maxi Rodríguez. Ni bien finalizó el encuentro, la ciudad se vistió de celeste y blanco y el “Brasil decime que se siente” inundó las calles. El domingo se viene Alemania.

Agüero había llegado a Brasil acarreando cinco lesiones durante la temporada. Desde el primer momento se notó que no estaba en su plenitud física y, en el tercer partido, contra Nigeria, tuvo que dejar la cancha por un fuerte dolor muscular. Se temió que ese leve desgarro en su pierna izquierda lo dejara fuera de la Copa, pero el Kun no bajó los brazos y gracias al cuerpo médico de la Selección, logró volver a estar a disposición del técnico. El choque de Cuartos contra Bélgica lo vio desde el banco pero ante Holanda pudo volver a tener acción, ingresando a los 36 del ST por Higuaín.

Con el pasaje a la Final ya en poder del equipo argentino, Agüero no ocultó su emoción: "La verdad que es algo increíble, tengo mucha felicidad, no lo podemos creer”. Acerca de su rendimiento en el encuentro, el delantero quilmeño explicó que "venía de un mini desgarro, hice todo lo posible para recuperarme. Se juega con miedo a algunas jugadas. Por suerte estamos en la final" y, justamente acerca de del partido del domingo, remarcó su confianza: "Alemania en los Mundiales siempre fue un equipo duro. Nosotros vamos a seguir haciendo nuestro juego. Argentina es Argentina. Ellos nos tienen respeto".