Queda claro que cuando venís en la buena, todo se te hace más fácil. Pero no por eso deja de ser meritorio lo de Quilmes. En este caso, sacando adelante un partido muy bravo, teñido de un aura especial producto del interés por demás que siempre le pone el público local, y en base a coraje, esfuerzo, ganas y sudor, consiguió ganarle a Defensa y Justicia en Varela después de quince años. Los dirigidos por Sava aprovecharon su mejor momento para sacar la ventaja y luego sufrieron bastante, aunque también contaron con ocasiones para definirlo antes.

Se sabía de antemano que iba a tratarse de un partido con mucho esfuerzo. Por estilos, por formas, por entrega. Defensa y Quilmes tienen mucho de parecidos, más allá de las grandes diferencias que los alejan a los hinchas de ambos equipos. Y pese a que el cuarto de hora inicial fue demasiado lento, con el correr de los minutos se fueron soltando, al punto de terminar armando un encuentro electrizante.

Parecía que el local tenía mejores armas para pegar primero, pero en cinco minutos el Cervecero generó todo lo que se había guardado en el bolso por media hora. Un remate de Canelo y después un Bieler por tres, que en la tercera que tuvo… facturó. De cabeza, la entregó a las manos del arquero, de media vuelta la agarró pifiado y Arias controló a medias, pero en la última, aprovechó un balón muerto en el borde del área, que se transformó en un bombazo que reventó la red.

Tal como se preveía, Defensa salió a quemar las naves de movida en la parte final. Le sacó la pelota y puro dinamismo, lo metió al QAC en campo propio, dejándolo sin posibilidad de reaccionar. En ese lapso se fueron acrecentando una vez más las labores del arquero Benítez (otra vez entre las figuras) y de la línea defensiva, con Alegre manteniendo su alto nivel. Claro que, la que no evitaron alguno de estos, Tellechea la desperdició al rematar desviado, apareciendo solo debajo del arco.

En los ratitos que el rival se lo permitió, Quilmes metió un par de estiletazos que podrían haber definido la historia antes del minuto noventa y cinco. En la más clara, Canelo quiso picar la pelota al quedar mano a mano con el arquero y se le fue muy desviado. Después el ingresado Calello tuvo otra en la que la pifió a la hora de la resolución.

Primero hay que saber sufrir, después amar… dice la letra del famoso tango Naranjo en flor. Y si, después de noventa minutos con mucho desgaste, hoy en Quilmes se disfruta. Por el triunfo en una cancha complicada y por mantener esta racha que se extiende, permitiéndole sumar puntos, para el presente y para el futuro, haciendo mucho más decoroso y positivo este año en la elite del fútbol nacional.