La concentración de las canarias en el inicio les dio la oportunidad de sacar una primera ventaja del partido. Sin embargo, el partido fue igualándose con el paso de los minutos. El Galychanka endureció su defensa y también encontró el camino a la portería rival.

Si bien el dominio era del equipo español, la visita siempre fue capaz de aguantar las embestidas rivales y se mantuvieron a tiro. Pero en el tramo final de la primera mitad, el Rocasa volvió a mostrarse más certero frente al arco rival y con un 18-15 en el tanteador, todo se definiría en el tramo final.

Estaba claro que no iba a ser un partido nada fácil, pero las isleñas pusieron lo mejor de su parte para encontrar el camino a la final. Apareció una gran defensa que contribuyó para seguir estirando la ventaja y encima, la fluidez ofensiva daba sus frutos. El Rocasa estaba jugando a un grandísimo nivel y ya tenía ciertas comodidades también en el tanteador (25-17).

Aun así, las ucranianas no bajaron los brazos y lucharon por meterse en el partido gracias a un buen parcial (21-27). Pese a trabarse durante esos minutos, la llegada de un nuevo gol les permitió a las españolas recuperar confianza y lo mejor de su juego, para volver a controlar la situación. El Rocasa no permitió más concesiones y el triunfo no se iría de las islas.

La final era ya algo más que una simple realidad. El conjunto canario cerró con soltura el partido para alargar su leyenda y volver a vivir una final europea, la cuarta de su historia, tras vencer a un Galychanka por 34-27. El equipo y Manu Pizzo, que ya ganó la Copa en su paso anterior por el club, se volverán a citar con la historia.