Con alma, coraje, actitud y talento, Las Leonas se dieron un gusto grande al consagrarse como Campeonas del Mundo en el Mundial disputado en Rosario. A punto de retirarse con la camiseta nacional, Mariné Russo se permitió celebrar en grande. Un nuevo título para la jugadora del QAC, de los tantos que ha conseguido junto a un seleccionado que ya ha entrado en la historia del deporte argentino.

En el nuevo Estadio Mundialista de Rosario, colmado por más de 12.500 almas que no se cansaron de alentarlas a lo largo de todo el partido, las Leonas dieron cátedra de actitud ganadora y se sacaron de encima en la final a un verdadero cuco, como lo es Holanda.

Un gol de Carla Rebecchi y otro de Noel Barrionuevo de corner corto, en el arranque mismo del partido, le dieron una ventaja tranquilizadora a las dirigidas por Carlos Retegui, que supieron abroquelarse defensivamente para no complicarse en el tramo inicial.

En el segundo tiempo, luego del descuento holandés, apareció de nuevo Rebecchi para comenzar a sentenciar el marcador y desatar la alegría contenida tras varios días.

Mariné Russo, participe permanente del equipo, hizo historia al obtener su segunda medalla dorada en campeonatos mundiales, un hecho que pudieron alcanzar muy pocas jugadoras a nivel. La cervecera es una de ellas, lo que le permitió convertirse en la socio/jugadora del Quilmes Atlético Club con mayor cantidad de torneos internacionales ganados.

De esta manera, cierra una carrera brillante junto al elenco nacional. El mismo cierre que tuvo el Mundial para una Leonas que cada día se vuelven más grandes. La lluvia de papelitos celestes y blancos y los fuegos artificiales en la cancha, son solo el comienzo de una celebración que durará muchas horas más. Bien merecido se lo tienen.