Quilmes jugó el trámite final del partido a corazón abierto. Con dos hombres menos, dejó el alma para sostener un triunfo que tenía sabor a hazaña...Pero en la última jugada del encuentro, apareció Berardo que tras varios rebotes, le terminó dando un justo empate a Argentinos. Crónica de una igualdad con mil ribetes, pero que dejaron latente la frustración de un equipo que sigue sin poder ganar.

Seguramente, el encuentro en el Centenario era uno de los que menos calificaba en cuanto a emociones de una nueva jornada del Apertura. Porque se enfrentaban dos de los peores conjuntos del campeonato y ambos se jugaban mucho. Y el primer tiempo, fue una reafirmación de esa sensación.

Con la inclusión táctica de Caneo desde el arranque, el Cervecero no conseguía ser más agresivo, aunque fuera quien más decisión mostraba de los dos, ante un rival al que no le alcanzaba el buen manejo de pelota de Mercier y Ortigoza (se fue lesionado) y las corridas de Niell.

Es por eso que, se llegó al descanso con casi ningún tiro peligroso al arco (apenas se rescata uno de Hirsig pisando el área, que contuvo bien Navarro). Pero en el tramo final, todo cambiaría desde el arranque....

Porque una pifia tras un corner, derivó en el gol de Juan Sabia y enseguida se fue expulsado el chileno Aránguiz. Y cuando la caldera parecía estar a punto de explotar en el Centenario, Tocalli mandó a la cancha a Diego Torres. Eso le permitió a Caneo cumplir mejor su rol de enganche, que mandó un buen centro al punto del penal, para que el recién ingresado (en posición adelantada) decretara el empate.

Así Quilmes apagaba el mejor momento de Argentinos en el juego. Pero la alegría del publico se transformó en silencio ante la expulsión de Hirsig (el DT lo sacrificó al dejarlo como único mediocampista central). Y cuando los temores crecían, un buen centro de Fontanini lo encontró a Jota Morales, que de palomita convertía el segundo. A esa altura, el hincha se debatía entre la incredulidad y la emoción.

Entraron Kalinski y Ojota Morales para aguantar los embates visitantes, que con vergüenza fue para adelante, pero sin ideas. Y cuando parecía que ya no tendría forma alguna, en el tercer minuto de descuento apareció Nicolás Berardo para tomar una pelota perdida en el área chica y darle un empate que alivió el posible papelón de los de Troglio.

Entonces, todo fue empate y un punto que no convence a ninguno de los dos. Sobre todo a un QAC que ahora deberá visitar el Monumental. Si, se viene River, en medio de un presente delicado para el equipo.