Mientras el Muay Thai, el milenario boxeo tailandés, continúa creciendo en adeptos en Argentina, la ciudad ostenta el orgullo de tener a uno de sus máximos referentes nacionales. Acostumbrado ya a representar al país en el exigente nivel internacional, Aníbal El Terrible Cianciaruso va por más. Recién llegado de un torneo en Teherán, el imbatido campeón amateur sudamericano desde 2009, hizo un alto en su entrenamiento en el MTA Quilmes Dojo, para analizar sus recientes actuaciones y adelantar su participación en el Mundial que se disputará en septiembre en Rusia.

- ¿En qué consistió la President’s Cup?

- La Federación Internacional de Muay Thai Amateur (IFMA) convocó a dos peleadores por país y de argentina fui yo, en 60 kilos, y Damián Segovia, en 71. Es el segundo año que Irán organiza este torneo porque, como tiene muchos conflictos, está intentando cambiar su imagen llamando a la paz a través del deporte. Quizá suene paradójico organizar peleas por la paz, pero está bueno porque esto casualmente no es una guerra, sino solamente un deporte de contacto en el cual se combate.

- ¿Cuál es tu balance de esta experiencia?

- Estuvo buenísimo, más allá del resultado. Enfrenté al representante de Kirguistán, un país fuerte al igual que Kazajistán, Ucrania y Rusia, donde son deportistas y guerreros de por sí. Fui para adelante y, cuando le descontaron dos puntos al rival, en un momento me sentí ya ganador hasta que me esquivó bien un golpe, empujándome a un costado, y cuando estoy cayendo sacó un golpe de rodilla que me dio de lleno en el rostro. En ese segundo pensé que había sido antirreglamentario, pero después viendo el video descubrí que no había nada de que quejarse. Me cortó en el pómulo y en la ceja. Por ese motivo pararon el combate y quedé eliminado. Es más, aunque hubiera ganado, no me habrían permitido pasar a la siguiente etapa.

- ¿Cómo viste el nivel del torneo?

- El nivel de Irán, particularmente, es muy bueno. Yo pensaba que era una país que estaba un poco más cerrado, pero presentó muy buenos peleadores en todas las categorías. En general sabía que iba a ser difícil y que todos los países tienen buen nivel. No son peleadores que arrancaron hace poco y hasta hay veces que van figuras reconocidas que se ponen las protecciones y dejan de ser profesionales para competir en amateur.

- ¿Y eso está bueno?

- Sí, porque te encontrás con gente superior y, más allá de sacarte una foto, poder medirte ante ellos es genial.

- ¿La mayor diferencia reside en la experiencia que tienen?

- Tienen mucha experiencia porque compiten en circuitos fuertes, más movidos. Nos sacan ventaja por tener más peleas por año, pero técnicamente no tienen grandes diferencias con nosotros. En ese sentido estamos bien, lo que se hay acá es lo mismo que se ve afuera. Solamente nos falta que haya más combates y que se pueda promover un poco más. Así se alcanzaría el nivel en plazos más cortos.

- ¿A que circuitos te referís?

- Europa, Asia… en Tailandia, por ejemplo, tenés combates todos los días. Hay peleadores con los que hablé que, tanto en amateur como en profesional, combaten todos los meses. Nosotros, en cambio, estamos peleando una vez cada tres o cuatro meses, entonces eso marca la diferencia. Uno sale de trabajar y se viene a entrenar, allá se dedican todo el día y viven de eso. Estamos intentando llegar a ese nivel.

- En 2009 disputaste un Mundial justamente en Tailandia. Ahora clasificaste para representar nuevamente al país en la edición que será en septiembre en San Petesburgo, Rusia ¿Cuáles son las expectativas? ¿Qué torneo te gustaría hacer?

- ¡Romperlos a todos aunque pelee feo! (Risas). Mi expectativa es ganar. Por eso sigo trabajando para corregir las fallas. Va a ser duro porque te enfrentas a peleadores que los podés ver medio feos, pero cuando están arriba del ring pegan como loco. El nivel es muy fuerte, todos son difíciles. Pero aspiro, como mínimo, a subirme al podio. No me interesa la posición, pero quiero estar ahí. Es la ilusión mía, la de la gente con la que entreno y la de mi familia.