Un año particular para el Círculo Universitario llegó a su fin. Sin dudas, la temporada se dividió claramente en dos partes, un primer semestre donde el equipo demostró su poderío dentro de su grupo y se dio el gusto de clasificar por segunda vez en su historia a la lucha por el ascenso. Pero, en el Reubicación del Grupo I, los Celestes apenas pudieron hacer pie en sus primeras presentaciones y, derrota tras derrota que fueron acumulando, terminó por desmotivarlos y alejaros velozmente de su objetivo. En la última fecha, Buenos Aires lo derrotó por un contundente 45 a 19.

Una nueva experiencia que se termina y un campeonato que, por las sufridas ultimas presentaciones del equipo, por fin llega a su desenlace. Nada que reprocharle, ni para reprocharse, más allá de las trece caídas consecutivas que terminan golpeando un poco a la hora de mirar los números. La realidad es que los de la Ribera fueron decayendo su nivel, pero demostraron que están en condiciones de volver a intentarlo.

En la última presentación ante su gente, el CUQ dejó en claro que la cabeza desde hace un tiempito está en otro lado y sin la concentración ni la fuerza necesaria, rápidamente se vio superado por un Buenos Aires que se fue al entretiempo con un cómodo 28 a 5 en el tanteador. Los locales solo convirtieron a través de un try de Mauro Amor.

La segunda parte fue mucho más pareja, se dividieron aciertos y errores, pero ya era tarde para imaginar dar vuelta un resultado que había quedado sellado desde bien temprano. Nuevo traspié y a otra cosa.

De cualquier manera, la meta está clara: el Círculo pudo superarse y demostrarse en esta campaña, que tiene con que para seguir creciendo y luchar por el objetivo de jugar con los mejores del rugby metropolitano. Seguramente, el próximo año volverá a intentarlo.