Le sobró actitud, pero le faltó fútbol y claridad a Quilmes para poder quedarse con el triunfo frente a Talleres. Tras un primer tiempo chatísimo, el equipo arrancó con otra ambición el tramo final, se repuso de una desventaja inmediata y estuvo más cerca de ganarlo, desde ahí y hasta el final. Pese a eso, mostró las carencias de siempre en la gestación de juego y falta de resolución en los metros finales. Claro, a su rival le va mucho peor: el empate condenó a los cordobeses, que descendieron al Torneo Argentino A.

El principal condimento que presentaba la soleada tarde del Centenario era el morbo por saber cual sería el destino de Talleres cuando el arbitrazo decretara el pitazo final. El conjunto cervecero también se mostró atraído por esa situación, sino no se explica la magra actuación que mostró durante casi el primer tiempo.

Se lo vio como un conjunto demasiado largo, sin ambición, que planteaba solamente llegar al arco contrario a través de pelotazos sin destino. Apenas un remate de media distancia de Kalinsky y un balón que no supo empujar al gol Tucker debajo del arco, sacudieron la modorra de un mal rendimiento local.

En medio de ese panorama, la visita se agrandó. Tuvo más la pelota, fue profundo y contó con las más claras. Quizás, mostrando una imagen más prolija que la del ultimo semestre, que lo llevó a estar en esta situación. Cabrera por dos veces, una de cabeza y otra empujando el balón, contó con las oportunidades de sacar la diferencia.

A esa altura, Los Andes ya tenía controlado su juego frente a Rafaela, ganaba con tranquilidad y quizás eso haya hecho un click en la mente de los jugadores cordobeses. Es que, desde el comienzo de la segunda etapa se vio otro partido. Los de Bianco adoptaron una postura diferentes, Talleres se relajó y la balanza se terminó inclinando para el lado local.

Inclusive, a pesar de una inesperada desventaja. Luego de que Brasca le tapara un remate a Morales, en la contra se escapó Fernández Francou, desbordó tiró un centro pasado y Cabrera de cabeza definió solo por el segundo palo. Parecía el comienzo de una esperanza, pero solo fue un espejismo.

Los ingresos de García y Narvay le dieron más velocidad y más potencia por las bandas a Quilmes que apretó a su rival y no tardó en llegar al empate: centro atrás de Olivares, para que Jota Jota defina ingresando por el medio del área.

Desde ahí y por un buen rato, el equipo siguió intentando con más audacia que fútbol. Carente de juego asociado y de lucidez, no supo como vulnerar a un rival que ya estaba jugado, al ver que el tiempo pasaba y no podía hacer nada para cambiar el resultado de la historia.

Entre desprolijidades el encuentro llegó a su fin. Con la desazón de un Talleres que no pudo terminar de sacarse el lastre que venía acumulando en los últimos años y que deberá pagarlo jugando, por primera vez, en la tercera categoría. Y con un Quilmes que, para ser coherente con esta temporada gris, una vez más dejó en la boca un sabor a poco.

Síntesis

Quilmes (1): Giordano; Sebastián Luna, Tucker, Herbella, Mauricio Almada; Olivares (ST 27’ Diego Sequeira), Marcelo Guzmán, Kalinsky, Claudio Corvalán (ST 11’ Diego García); Marclay (ST 11’ Narvay) y Juan José Morales. DT: José María Bianco. Sup: Pontiroli, Manzanares, Francisco Cerro y Nelson González.

Talleres (1): Brasca; Emanuel Céliz, Stang, Lussenhoff, Guillermo Báez; Martín Cabrera, Cristian Basualdo, Galarraga (ST Moreira Aldana), Wilchez (ST 29’ Ramiro Pereyra); Lucas Godoy y Fernández Francou (ST 16’ Matías Quiroga). DT: Roberto Saporiti. Sup: Bernacchia, Aballay, Alexis Cabrera y Buffarini.

Goles: ST 5’ Cabrera y 20’ Morales.

Amonestados: Olivares, Guzmán, Herbella y Narvay (Q); Stang, Céliz y Pereyra (T).

Arbitro: Néstor Pittana.

Asistentes: Rubén Bustos y Gustavo Di Tella.

Estadio: Centenario.

Foto: La voz del interior