Estos Leones no paran de emocionar. Dejan en claro a cada paso que la histórica medalla de Oro en Río no fue una casualidad, sino una causalidad. Por juego, por entrega, por sus referentes. Referentes como Matías Paredes, el quilmeño que alcanzó los 300 partidos internacionales con la Selección y se erige como símbolo de este equipo que siempre da un plus para dejar a la Argentina en lo más alto de cada torneo. A un mes del comienzo de la Copa América y tras conquistar en Londres las clasificaciones para la final de la World League y el Mundial 2018, el eterno número Diez explica el secreto del continuo éxito de este grupo.

- Volvieron a tener un gran certamen en las semifinales de la World League ¿qué análisis hacés de esta excelente actualidad de Los Leones?

- Lo más importante fue que conseguimos los dos objetivos: clasificar a la final que se disputará en diciembre en la India y también al Mundial 2018. Además, era primordial entrar en el podio porque los tres primeros sumaban los mismos puntos, entonces, al terminar segundos, mantuvimos nuestra posición en el ranking. Pero sí, nos queda un poco el sabor amargo por no haber podido jugar bien en la final y perder 6 a 1.

- ¿Qué pasó en ese partido? ¿Los sorprendió Holanda?

- No, ya habíamos jugado tres amistosos en la previa con un triunfo por lado y un empate. La verdad es que esta no fue una gira más. Tuvimos varios contratiempos como la muerte del padre de uno de los jugadores, otro que se tuvo que volver por una situación familiar y, aunque ambos regresaron, llegaron el mismo día del partido. Por si fuera poco, después perdimos a Matías Rey, que es una de nuestras figuras, porque se fracturó la mano. A todo esto, sumale que Juan Ignacio Gilardi y Lucas Rossi se quedaron afuera del certamen por lesión. Así que el equipo sufrió bastante y sintió el desgaste que hicimos al disputar, contando el torneo y los amistosos previos, 13 encuentros en 20 días. Holanda hizo un gran partido y a nosotros nos faltó energía y esa cuota de lucidez para poder revertir el planteo de ellos. Quizá nuestra estrategia debería haber sido otra debido a cómo veníamos de cansados, pero eso no lo sé. Con el diario del lunes todo es más fácil.

- ¿Qué te representa haber llegado a los 300 partidos internacionales con la Selección?

- Más que nada que es increíble lo rápido que pasa el tiempo (risas). Siendo sincero, no sabía que iba a cumplir 300 en este torneo porque nunca los conté, pero es muy lindo haberme convertido en el jugador con más partidos de la historia en la Selección. Esperemos seguir sumando y, sobre todo, poder continuar brindándole cosas al equipo. Eso es lo más importante: poder seguir transmitiendo y aportando para que Argentina siga estando en los primeros puestos. Ese es mi objetivo.

- Siempre hablás del orgullo que sentís de pertenecer a este equipo, ¿cuáles son las características que más valorás del grupo?

- Lo destaco continuamente porque, por ejemplo, con todo lo que nos pasó antes y durante este último campeonato, el equipo siempre dio la cara, volvió a estar en los primeros lugares y nuevamente puso a Argentina en otra final de World League. Además, mantuvimos el primer puesto del ranking, veremos como nos va en la Copa América, de la cual dependerá si seguimos en esa posición de privilegio hasta diciembre.

- Torneo que ya está a la vuelta de la esquina…

- Sí, y por más que ya estemos clasificados al Mundial, igualmente es un certamen importante, porque es primordial mantener la hegemonía en el continente. El equipo siempre quiere superarse. Quedó tocado pero no golpeado por el 6 a 1. Creo que nos hizo bien, fue en un momento justo para, como dice el dicho, “no sacar los pies del plato” y continuar queriendo mejorar para estar siempre en el primeros puestos, siempre con el objetivo de que cada vez más chicos juegan nuestro deporte y se haga más masivo. Esa es la finalidad de todo. Estar siempre lo más arriba posible, no por nosotros, sino por las camadas que vienen atrás.