Fueron dos tiempos completamente distintos, casi sin relación entre uno y otro. En la etapa inicial, a los dos les costó mucho, casi que no inquietaron a los arcos. En medio de ese panorama, los locales fueron algo superiores, con un buen trabajo sucio de Dellarossa y la inquietante presencia de Nicolás Silva en ofensiva. Pero, el QAC volvió a demostrar que no tiene que generar mucho para poder convertir: a los 44 minutos, Julián Bonetto lanzó un tiro de esquina para que Renzo Giampaoli la agarre de primera y la coloque junto al palo izquierdo del arquero.

En el complemento, la historia cambió por dos motivos. Primero, los cambios perjudicaron a Chaco, que perdió fluidez y se regaló defensivamente, mientras que el Cervecero supo jugar con la ventaja, aprovechando los espacios con el jugador que fue la figura del encuentro. Mario Sanabria explotó la banda derecha como en los viejos tiempos. A los 20 minutos, el extremo encaró sin que nadie pudiera frenarlo, hasta lanzar un centro para que Federico Tévez solo tuviera que empujar la pelota.

Y el panorama se repetiría, con un intratable Sanabria, que jugó su mejor partido con esta camiseta. Tal es así que, a los 32 minutos, sacó a pasear nuevamente a sus rivales desde el sector derecho para lanzar otro centro y que, en este caso Joaquín Postigo, convirtiera su primer gol en primera y empezará a sentenciar el tanteador.

Y como si esto fuera poco, en el cierre Facundo Castro luchó una pelota para que otro centro lo encuentre a Agustín Bindella en el área y estirar la goleada. Día mágico para Quilmes, que consiguió cortar una mala racha de cuatro partidos sin ganar como visitante, alcanzar los 46 puntos, aumentando la diferencia en la lucha por clasificar al Reducido y, principalmente, convencerse que puede seguir peleando por un objetivo del que parecía alejarse fecha tras fecha.

Foto: QAC oficial