A esta altura de las circunstancias, exigirle juego parece una quimera, para un Cervecero que, con el cambio de DT sigue jugando a lo mismo que en el ciclo anterior. Pero claro, tampoco puede conformarse con la campaña realizada hasta el momento, por lo tanto, el ideal es seguir buscando buenos resultados, apoyado en individualidades y en ser certero en los momentos en que los partidos le permitan sacar alguna diferencia.

El conjunto dirigido por Ariel Fuscaldo comenzó a volcar la balanza a su favor desde el arranque, porque si bien no asfixió al Lechero, concretó su primer gol a los 3 minutos. Un centro desde la derecha fue difícil de despejar para la defensa rival y se la dejó servida a Iván Colman, que con una buena mediavuelta puso el 1-0 para llevar tranquilidad.

Si bien, las imprecisiones se mantuvieron, el local aprovecharía la pegada larga de Brahian Ayala y asistió a Federico Anselmo, que enganchó en la puerta del área y definió entre las piernas de Sebastián Giovini para el segundo. Y tuvo la posibilidad de liquidarlo pocos minutos después, tras un centro de Martín Río que dio en el poste y le dejó la pelota a Martín Giménez, pero el delantero remató y la pelota dio en el pie del 1 de Tristán, dejando dudas si el balón traspasó la línea de meta en su totalidad.

El cierre del primer tiempo volvería a encender el partido porque Maximiliano Brambillo aprovechó un descuido del fondo cervecero para anotar el descuento. Y aunque el arranque del segundo fue peligroso, Quilmes volvería a hacer gala de su eficacia y contundente en ofensiva.

A los 8 minutos, Giménez se sacó la mufa y cambió un penal generado por la mano de Maximiliano Oliva, por gol. El delantero ejecutó tranquilo a la derecha de Giovini, que voló hacia el otro sector viendo la pelota inflar la red. Y ya en 27 de esa parte final, volvió a aparecer Anselmo para aumentar lo que ya era una goleada. El capitán recibió en el punto penal y tuvo tiempo de elegir el costado donde puso la pelota.

Enseguida apareció uno más, la frutilla de la torta y, quizás, el mejor jugador del QAC en el campeonato: Julián Bonetto capturó una buena habilitación de Anselmo, eludió a un defensor y la clavó en el ángulo con un zurdazo hermoso. Sobre el cierre podría haber llegado a la media docena, si el palo no le hubiera negado el gol a un zurdazo de Mario Sanabria.

Así terminó la noche Quilmes. Con goles y el entusiasmo de querer volver a ser un equipo algo más confiable. Parece lejos de poder lograrlo, pero la clasificación al Reducido se puede definir durante esta jornada, lo que obliga a seguir soñando.

Foto: QAC oficial