(Santa Fe, enviado especial) Quilmes intentó mostrarse como un equipo duro y sólido en su debut ante Colón. El papel de equipo luchador, que apostaría a una contra le funcionó durante los primeros 45 minutos de su visita al Cementerio de los Elefantes, pero otro fue el cantar en el tramo final. Es que, ahí apareció el karma del Cervecero: Esteban Fuertes, quien abrió el partido con un tiro libre que se desvió en la barrera y después aumentó por la misma vía, para tomar el protagonismo absoluto del juego. Los de Madelón cerrarán la fecha en el fondo de la tabla de los promedios.

Sin dudas que una derrota en la capital santafesina entraba dentro de la lógica, pero ni por asomo se esperaba una flaqueza tan evidente del Cervecero en su rendimiento. El equipo jugó mal y solo mostró reacción con las apariciones de los futbolistas que vinieron desde el banco (principalmente el uruguayo Cauteruccio). Así, dio un paso en falso que lo complica a futuro.

Claro que, el Sabalero tampoco fue un derroche de fútbol y ni si quiera logró pasarlo por encima, más allá de sus tramos favorables. Pero si es cierto que mostró más capacidad de juego asociado con el tandem Moreno-Díaz y fue profundo por las bandas con Graciani (de aceptable debut) y Quiroga. Aunque, su punto clave fue la fortaleza de su hombre insignia. Fuertes abrió el partido, ayudado de manera involuntaria por Varela (en él rebotó la pelota, cuando estaba ubicado en la barrera), y fue el estandarte de un equipo que a esa altura, empezaba a no encontrarle la vuelta al juego. Y encima, un rato más tarde se atrevió de nuevo y metió otro tiro libre, por el medio de una barrera del QAC que se desarmó de manera infantil.

En el medio de eso, Quilmes fue un puñado de buenas intenciones, que nunca le pudo dar claridad a sus salidas rápidas de contraataque. Irresoluto por completo Raymonda y desaparecido en acción Varela, el equipo volvió a mostrarse demasiado largo para generar situaciones de peligro. Los ingresos propuestos por el técnico para el rato final le dieron más presencia en ofensiva, y pudo haber llegado al descuento al menos en un ráfaga de minutos en los que contó con varias situaciones claras de gol.

Pero ya era tarde. Ahora Madelón deberá trabajar mucho, tanto en lo futbolístico como en lo anímico. Sobre todo por la ilusión quebrada de un alentador inicio de torneo y porque el equipo cerrará la fecha en el fondo de la tabla de los promedios.