El kitesurf es cada vez más común en la Ribera y ha despertado el interés del Municipio que, como adelantó Deportes En Quilmes, aspira a poder organizar en el futuro un torneo sudamericano. Con esa idea, a finales de marzo se correrá en ésta ciudad, por segundo año consecutivo, la última fecha del Campeonato Argentino. Un deporte nuevo que comienza a hacerse fuerte en el partido, pero que no muchos saben que su historia se remonta hasta el siglo XII.

Si bien la práctica masiva del Kitesurf como deporte es muy reciente, la idea de utilizar cometas como medio de propulsión no es nueva. Varias comunidades de pescadores y marineros de Indonesia, Polinesia y China ya las usaban entre los siglos XII y XIV para arrastrar sus embarcaciones.

Más cerca en el tiempo, es en occidente donde también se encuentran hitos que marcan el pasado de esta disciplina. A principios del siglo XIX, por ejemplo, el inventor británico George Pocock registró un sistema de tracción con cometas para carros y embarcaciones que utilizó para batir varios records. Otro caso es el del norteamericano Samuel Cody, quien atravesó en noviembre de 1903 el Canal de la Mancha navegando con barriletes.

Sin embargo, es recién en 1977 cuando comienza a forjarse éste método de propulsión con fines deportivos propiamente dichos. En octubre de ese año, Gijsbertus Adrianus Panhuise patenta un sistema de navegación sobre una tabla de surf traccionada por una especie de paracaídas al cual el rider está unido por un arnés. Se convierte así en el padre de esta disciplina. El reconocimiento definitivo del kitesurf como deporte no tardaría en llegar y se dio, dos décadas más tarde, en la segunda mitad de los 90, cuando windsurfistas de renombre internacional pasaron a practicarlo.

Pablo Gal, responsable de la escuela Ultra Kites que funciona en la Ribera, explica que ese cambio se dio de forma masiva y se debió a la democratización de la aplicación: “en un kite con un poco de agua y viento se navega, sea dentro de una laguna, el río o el mar. La capacidad de estar en el agua se triplica”. Pero aclara que estas dos disciplinas en realidad no son parientes: “lo nuestro es mucho más cercano al skate o al surf que al windsurf. Ahí la navegación es clásica, en cambio el kite se basa en deslizamientos”.