Se había preparado para rescatar alguna unidad y cuando debió salir al frente, volvió a mostrar toda la anemia ofensiva de los últimos tiempos. Así podría sintetizarse rápidamente el paso de Quilmes por La Bombonera. Frente a un rival que presentó a todas sus estrellas y que viene evidenciando una mejoría en su rendimiento, los dirigidos por Nelson Vivas pensaron un juego que se terminó con el primero de los tantos de Gigliotti. Cuando intentó reaccionar, todo le costó demasiado y el local pudo liquidarlo en una de las muchas contras que tuvo a su favor.

Se trata de la quinta derrota del QAC en la temporada, y aunque a esta altura ya pesa la cantidad y los números empiezan a disgustar, también es cierto que esta era la más previsible de todas. Teniendo en cuenta la realidad que están viviendo ambos, que el Xeneize ponía en cancha casi que su mejor formación (solo ausente el Cata Díaz), que se jugaba fuera de casa, que por momentos se peleó por un mejor resultado, quizás sirvan como condimentos para que se trate de la caída menos cuestionada de la campaña.

Más allá de eso, el equipo de Vivas sigue presentando una enorme cantidad de dudas de cara al futuro. Es que, el partido se presentó tal como estaba previsto en la previa: mientras Boca intentaba ser protagonista y jugar en campo contrario, el Cervecero decidió adoptar tranquilamente una postura más defensiva, con una formación bien compactada y que intentaba dejarle la menor cantidad de espacios posibles al adversario.

Pero en la primera que se equivocó, lo pagó. Con la calidad que tienen los dirigidos por Carlos Bianchi, les bastó acertar en tres pases seguidos en velocidad para sacarse el problema de encima y empezar a cambiar la historia del juego: gran pase de Riquelme para una mejor definición de Gigliotti, que de cachetada puso al balón en el palo más lejano de Peratta.

El entrenador visitante recogió el guante tras la bofetada que recibió por ese gol y para el arranque del segundo tiempo puso a otro punta, con el ingreso de Hipperdinger. Un Quilmes más ambicioso y varias dudas defensivas del local le permitieron soñar con alguna chance de cambiar historia. Pero, al igual que le viene pasando desde hace varias jornadas, el equipo tropieza con la incapacidad para cerrar las pocas jugadas que genera cerca del arco contrario. Por eso, salvo un gol anulado (supuesta posición adelantada de Telechea, que habilitaba a Hipper), todo quedó en intenciones.

Pese a dividir más la pelota, Boca se aprovechó de los espacios que dejó la visita y fue más directo y frontal. Por eso, contó con las más claras para poder convertir en los últimos veinte minutos. Después de varias desperdiciadas, a poco del cierre, Gago (de buen partido) robó una pelota en la mitad de la cancha, Sanchez Miño desbordó y encontró al goleador de la tarde-noche en el medio del área para sentenciar la historia de cabeza.

De esta manera, el Cervecero sumó una nueva derrota. Más entendible que otras, pero derrota al fin, que sigue aumentando sus dudas teniendo en cuenta que pasa el torneo y el equipo no termina de mostrar una verdadera mejoría.