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Si la ola no va a Mahoma, Mahoma va a la ola. El quilmeño Patricio Giliberto es un amante del agua que recorrió varias costas del mundo en busca del lugar soñado para hacer surf y windsurf…. y lo encontró. Instalado en Maui, Hawai, se aventura a las rompientes más peligrosas y famosas del mundo.

“Estoy en contacto con el agua desde que era bebé. Me crié en el Náutico, navegando en veleros, y en 1981 mi viejo trajo desde Brasil una de las primeras tablas de windsurf”, rememora Pato.

- ¿Ahí arrancaste?

- Tuve que esperar hasta los 14, ya que no me daba el físico para levantar la vela. Desde ahí nunca dejé. Tengo grabado el día que planeé por primera vez, siguiendo las instrucciones de mi viejo, en el río de Quilmes.

- ¿Y con el surf?

- Empecé cuando me mudé a Hawai en 1996, a los 20 años. Había intentado en Mar del Plata, Uruguay y Brasil, pero nada serio.

- ¿Antes de llegar a Hawai recorriste otras costas del mundo?

- Con mi hermano Juan recorrimos muchas de las playas del Pacífico y del Atlántico. También he ido en busca de olas a Indonesia, Gran Canarias y Tahití, la Polinesia Francesa, que es uno de los lugares más lindo del mundo.

- ¿Cómo decidiste instalarte en Hawai?

- Porque soy un fanático del windsurf y el mejor lugar del mundo para practicarlo es la costa norte de Maui. Vine con un gran amigo de la infancia, Matías Pappolla. Hoy seguimos compartiendo nuestra pasión por Hawai y los deportes acuáticos. Estaré agradecido de por vida a Horacio Blanco y los hermanos Pecora por marcar mi destino al invitarme a su viaje a las islas.

- ¿Te costó animarte a correr las olas de Maui?

- Las más conocidas son Hookipa, meca del Windsurf, y Jaws, que rompe solo un par de veces al año. Me llevó mucho tiempo y una gran preparación mental y física para atreverme a montarlas. El gran tamaño de estas paredes de agua, hace que sea prácticamente imposible remarlas. La única forma para poder surfearlas es haciendo Towing.

- ¿En qué consiste?

- Con una moto de agua, tu compañero te coloca en el lugar y momento indicado para poder correr la ola y luego te levanta. En él debés confiar ciegamente y con Matías formamos un gran equipo, ya que comenzamos hace más de 20 años en nuestro querido río quilmeño.

- ¿Cómo describirías la sensación de estar domando una ola tan potente como la Jaws?

- El nivel de adrenalina, sumado al pánico de ser atrapado por semejante masa de agua, hace que uno se transporte a otro mundo donde no hay noción de tiempo ni lugar.... produciendo una sensación de satisfacción indescriptible. Es muy difícil de explicar con palabras, es felicidad en todo su esplendor.

- Hacés windsurf-wave (windsurf en olas), surf, Towing y Kite-surf, no tenés excusas para no estar en el mar...

- Prácticamente todos los días puedo practicar una, algo que sería imposible sin el apoyo de mi novia. El agua es mi cable a tierra, mi terapia: lo único que me mantiene centrado y me permite estar con buen humor para disfrutar a mi familia, amigos y al paraíso que elegí para vivir.